Querida Felicia, los españoles y el resto de la fuerza internacional desplegada en el Líbano no están, como tú y otros sostienen –influenciados por la cháchara progre– para pacificar nada (cosa prácticamente imposible en aquella zona, como así lo demuestra su Historia) Su misión es la de ‘interposición’, es decir, la de ponerse en medio de dos fuerzas en conflicto a fin de que éstas respeten determinados acuerdos: no rearme, alto el fuego, etc. Simplificando: la ONU está en el Líbano para hacer de machaca de discoteca.
Dicho lo cual, tenemos que saber que si uno está comisionado para hacer una determinada labor, efectivamente tiene que poder hacerla de una forma eficaz. Y así, debe contar, primero, con unos medios adecuados; segundo, con un apoyo político real; y tercero, con una mentalización social adecuada. Y así, de nada me vale sacar pecho de que cumplimos con el mandato de la ONU si mandamos a los soldados en unas condiciones paupérrimas. Como tampoco es de recibo que se oculte a la población la situación real de la zona –extremadamente volátil– que incide en el tercer punto: los familiares y la sociedad no está mentalizada, ergo se quedan con la boca abierta cuando mueren nuestros soldados convencidos por ZP y su camarilla de dizque pacifistas de que a nosotros, desertores de Iraq, no nos puede hacer mal nadie. Error. Como escribo en mi artículo la cosa es más grave y menos simple que la hueca retórica progre.
El yihadismo terrorista nos ha declarado la guerra, y ésta se desarrolla en Iraq, en Afganistán, en el Líbano y en nuestra ciudades. Entonces, seguir manteniendo el discurso de “nosotros somos mejores que la derecha porque nos opusimos a lo de Iraq”, mientras enviamos fuerzas a Afganistán o al avispero libanés es confundir al personal ladinamente.
Ni el paraguas de la ONU, ni nuestra retirada de las tropas de Iraq, ni la pamplina esa de la Alianza de las Civilizaciones evitará o convencerá al radicalismo musulmán ¿Por qué? Porque ellos no están contra nosotros por ser más o menos antipáticos, con más o menos talante y con más o menos comprensión del rollo islámico y todo eso. No. Ellos –el terrorismo islamista– están contra nuestros valores, nuestra democracia, nuestro sistema de derechos y las piernas de nuestras mujeres. ¡Son fanáticos! Terroristas que no dudarán en cortarnos el cuello gravándolo con su cámara de vídeo para que ‘captemos’ la determinación y fe en su yihad. Y o lo comprendemos medianamente, sabiendo entonces dónde mandamos a nuestros soldados, no haremos un paripé increíble al recibir los féretros sin saber explicar a los familiares de los muertos y al resto de la opinión pública que nuestros valientes soldados han muerto víctimas de la guerra global terrorista declarada contra Occidente por los fanáticos.
Un saludo |