“Siglos ha, que con gran saña…”. Hace tanto que no escribía una crónica que el verso primero del Romance de Roncesvalles me ha venido a la memoria desde lo más profundo de mi pasado. Y es curioso, pero eso es precisamente lo que hicieron sobre el escenario del Teatro Municipal Enrique de la Cuadra de Utrera los seis fenómenos que se dieron cita ayer en Utrera. Rescatarnos la memoria desde lo más profundo de nuestro pasado.
Arturo y Vigorra, Reverte y Jesús. Compenetrados. Con los deberes hechos y llenando el teatro de historia, anécdotas y rendida admiración por los que han estado tanto tiempo injustamente olvidados. En una época dura, la de los Quintero, sus sainetes fueron lo que el color de Natalie Kalmus a la América de los 30 y los 40. Pero esta noche, esta noche eran la risa detrás de la mascarilla. De hecho, durante el coloquio, Alfonso Sánchez confesó que, por un momento, pensó que a un señor le iba a dar algo de tanto reír.
Alberto López y Alfonso Sánchez estuvieron inmensos. El puntazo genial de Alberto, en el momento en que le va a decir que a Carmen Canivell que la ama, cuando suena la melodía de un móvil que alguien olvidó silenciar: “¿Ves? hasta nos ponen música y todo”. El público, rendido. Antonia Gómez hizo tan creíble su papel que, al final, acabas odiándola por hacer sufrir a su novio de una manera tan cruel y divertida a la vez.
Lo mejor de esta conmemoración es que, como es el 150 aniversario del nacimiento de los hermanos, los actos se extenderán hasta 2023, cuando se cumplan 150 años del nacimiento del menor de los hermanos, Joaquín. Él escribió los versos de cariño fraterno más hermosos cuando murió su hermano y Arturo fue el encargado de traerlos y leerlos. Y pese a que afirmó ser un mal declamador, sonaron bellos y dolorosos hasta el extremo. Y no puedo resistirme a reproducirlos:
“Vives dentro de mí, muerto divino.
Vas a mi lado como sombra fuerte,
y hasta en tinieblas mi pupila advierte
luz de estrellas que alumbra mi camino.
Desde la cuna dueño de mi sino,
fue tu bondad escudo de mi suerte;
y hoy me das otra vida con tu muerte,
y tu destino engendra mi destino.
Tu memoria es mi paz y mi sustento,
y nada hará que de mi frente huya
ni el relámpago débil de un momento…
Tuyo será cuanto mi amor construya,
tuyo mi afán, mi fe, mi pensamiento…
¡Hasta la mano que esto escribe es tuya!
El coloquio posterior fue un recordar lo que ya se había dicho, pues los sainetes habían hablado pro si solos. Una charla amena, cada uno en su estilo, que cuando acabó hizo que el público los despidiera aplaudiendo puesto en pie.
Se encienden las luces y la magia ya se había hecho. Se había estado haciendo durante una hora y media. Reír, disfrutar, olvidarse de los problemas. Joaquín y Serafín, ya juntos para siempre se daban discretamente con el codo allí donde descansan los hermanos que se amaban con devoción fraternal. Su magia seguía intacta. Pero creo que ellos eran los que nunca dudaron que eso iba a suceder siempre.
GALERÍA FOTOGRÁFICA:
Fuente:
https://www.sevillainfo.es/noticias-de-cultura/sainetes-de-los-alvarez-quintero-en-utrera/
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"Tras mala navegación, el puerto sabe mejor" |