"El único gran misterio que queda en nuestra sociedad es la mujer, que en estos momentos es un soldado perdido en territorio enemigo", dijo el escritor (Cartagena, Murcia, 1951) en una entrevista con Efe, justo ayer, el día en el que su novela llegaba por fin a las librerías españolas con una tirada inicial que da vértigo: 275.000 ejemplares.
Publicada por Alfaguara, La reina del sur está basada en hechos reales -aunque la historia que se cuenta en ella, insiste el autor, es pura ficción-, y tiene como escenarios el estado mexicano de Sinaloa, "una tierra donde morir con violencia era morir de muerte natural", y diversas ciudades del estrecho de Gibraltar, en las que Teresa Mendoza, la protagonista, llegará a convertirse en la reina del narcotráfico.
A Arturo Pérez-Reverte le han interesado desde siempre las fronteras. No en vano fue reportero durante veintiún años, antes de convertirse en uno de los escritores españoles de mayor éxito y cuya obra está traducida a más de veinte idiomas.
"En el mundo en que vivimos ahora los delincuentes son todos de cuello blanco, de esos que nunca arriesgan nada, pero lo bueno de las fronteras es que ahí la gente todavía está viva. Hay carne, pasión, sangre, gente que se la juega de verdad", dice el autor, familiarizado, por su anterior trabajo de periodista, con el tráfico de drogas en la zona del estrecho de Gibraltar.
En México, un país al que viaja con frecuencia, descubrió los "narcocorridos" y vio asombrado que en esas canciones populares "en tres minutos te cuentan una novela", la vida y muerte de los narcotraficantes. Y como asegura que no tiene capacidad para la música, decidió "escribir un narcocorrido de quinientas páginas", cuyo ritmo invade tanto la estructura del libro como el desarrollo del mismo.
Si en anteriores novelas suyas el misterio giraba en torno a una biblioteca, una carta, un tratado de esgrima, en La reina del sur el autor ha tratado de desvelar el corazón de una mujer, y para ello ha intentado ver la vida "como la ve una mujer que pelea en un mundo de hombres".
De simple novia de un piloto que trabaja para el cartel de Juárez a reina del narcotráfico en el Mediterráneo occidental. Ese es el periplo vital que recorre a lo largo de doce años Teresa Mendoza, una joven mexicana que tuvo que salir huyendo de Sinaloa cuando mataron a su novio, y que a partir de ese momento se moverá entre traidores y corruptos, a un lado y otro de la justicia.
Un mundo "en el que la gente corrompe, mata, soborna, miente, engaña, trafica. No hay una moral", dice el autor, para asegurar a continuación que no trata de denunciar nada en esta novela.
"Mis personajes son delincuentes y yo en la novela veo el mundo como lo ven ellos: veo a la policía, a los jueces y a los políticos como organismos corrompibles, como enemigos a los que se puede comprar, vencer y engañar", y eso es lo que hacen los personajes de La reina del sur.
Asegura el autor de El maestro de esgrima, La tabla de Flandes o La carta esférica, entre otros muchos títulos, que "los malos" están a un lado y otro de la justicia, y, con su lenguaje directo de siempre, afirma sin tapujos que "los hijos de puta están en todos lados".
"Cuando uno rasca, se da cuenta de que en los tribunales, en la justicia, en la policía, en los gobiernos, hay tanto sinvergüenza como entre los otros, pero quien corre el riesgo es el pobre hombre de la frontera, el que cruza por la noche el Río Bravo con un fardo de hachís a cuestas para ganarse dos duros y poderse permitir lo que quiere: vino, música, mujeres y un coche nuevo", añade.
Su visión sobre el problema
del narcotráfico es pesimista y asegura que la lucha contra ese fenómeno
"es una lucha perdida. No se va a ganar esa batalla porque se mueve mucho
dinero y porque el ser humano es corruptible. Y aunque haya un guardia honrado
que detenga a un narco, siempre habrá un juez de dudosas actuaciones
que finalmente lo ponga en libertad"
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