El escritor español Arturo Pérez-Reverte confirma en exclusiva para La Jornada un rumor que comenzó a circular hace un par de meses en el medio editorial: la nueva novela que está a punto de entregar a Alfaguara ocurre en México, la trama se relaciona con el narcotráfico y una mujer sinaloense, Teresa Mendoza, es la protagonista.
Premio Mediterráneo
Encontramos a Pérez-Reverte en Madrid, recién llegado de recibir el Premio Mediterráneo, conferido en Francia anualmente por un jurado que conforman miembros de la Academia Goncourt. Conocido y reconocido en ese país, cuyo gobierno le ha otorgado la distinción de Caballero de las Artes y las Letras, en su Madrid el prosista se revela sin embargo poco afecto a la pompa y circunstancia de medallas y galardones. En el Café Gijón, uno de sus puntos de referencia geográfica, explica mientras consume a grandes sorbos precisamente una taza de café:
-Aunque parezca extraño, es algo que puede resultar molesto. Me explico: hay escritores cuya vida profesional se apoya mucho en mesas redondas, conferencias y actos públicos dentro del mundo literario. En mi caso, por carácter, porque fui reportero de guerra y llegué a este orbe desde lejos, he procurado quedarme al margen. Alguna vez me preguntaron por qué hacía novelas amplias, y la respuesta es que no hago vida literaria, no doy conferencias, no me reúno casi con nadie y eso me deja todo el tiempo para escribir. En ocasiones, claro, no se puede rechazar una invitación, como la de haber sido jurado del Premio Cervantes hace un par de años. Respecto de los galardones procuro no recogerlos personalmente, y no es por modestia, sino porque mi quehacer de escritor discurre por cauces diferentes.
-Ha circulado en México la especie de que estás a punto de entregar a tu editorial una novela que transcurre justamente allí. Te pido que confirmes o desmientas el dicho.
-Lo confirmo, de hecho estoy a punto de entregarla a mis editores. Es una novela cuya protagonista es mexicana y cuya trama empieza y termina en México. Es la vida imaginaria de una mujer llamada Teresa Mendoza, joven sinaloense que se encuentra inmersa en el terreno del narcotráfico, se ve en problemas, tiene que irse y se instala en la costa andaluza. Y luego llega a ser un personaje muy importante en el narcotráfico internacional. Diez años después vuelve a México para ajustar cuentas con su pasado. En el fondo está, me parece, El Conde de Montecristo, hecho mujer, mexicana y en tiempo presente.
Homenaje a Sinaloa
-Hace tiempo dijiste en México que estabas interesado en escribir un corrido para que lo interpretara un grupo nacional. ¿Qué ocurrió con ese propósito?
-Sucedió que quise escribir un corrido mexicano y me salió una novela de 500 páginas. Tengo una fuerte vinculación, desde niño, con el género. Me sé de memoria casi todos los corridos de la Revolución mexicana, por ejemplo. Y hace varios años escuché uno de Los Tigres del Norte y me di cuenta de que habían conseguido adaptar a los tiempos actuales la vieja tradición musical. Me impresionó su capacidad de síntesis al contar una historia en tres minutos, el argot propio del tema, la fuerza narrativa. Claro que me hubiera gustado mucho escribir un corrido para que lo interpretaran Los Tigres del Norte o Los Tucanes de Tijuana, por mencionar a dos de mis grupos favoritos. Pero no fue posible. Voy dos veces a México desde hace una docena de años y tanto me interesó el tema y el tipo de personajes que hice este corrido de 500 páginas y con eso me quito la espina que me dejó toda esa relación con la música mexicana.
-¿Por qué tuvo que ser Teresa Mendoza de Sinaloa y no de Colombia o de algún otro país latinoamericano?
-Aunque he estado en Colombia, no tengo con ese país el vínculo sentimental que guardo con México, nación que me sé de memoria. Luego, me parece que la pregunta necesita otra respuesta: en mi nueva novela no hay ni buenos ni malos, como no los hay en estado de pureza en la vida diaria. El mundo del narco está ahí y la sociedad sinaloense en buena medida vive rodeada por él, así como otras lo hacen en torno a las fábricas de automóviles o al cultivo de la vid. Así que el territorio del narco es uno en donde las personas viven, sufren, trabajan, mueren, triunfan o fracasan. Como me interesaba todo eso y para mí escribir una novela es meterme en los sitios que deseo conocer, era casi inevitable que me acercara, con muchas estancias de por medio, al noroeste mexicano. He transcurrido la existencia viajando y todavía no encuentro un ambiente y unos caracteres humanos como los que habitan Sinaloa. Con la novela le hago un homenaje a México, al corrido y a la vida diaria del noroeste mexicano. E insisto en que no tiene un fondo moral. Es un hecho objetivo. No es un libro de denuncia sobre el narcotráfico, pero tampoco lo es a favor. Sencillamente narra la historia que allá se vive.
-Ha trascendido, por último, que esta obra tuya se convertirá en una telenovela realizada en México por una productora de importancia.
Pérez-Reverte pide un último café antes de responder. Parece que ya está bien de revelaciones. Sin embargo contesta, con una media sonrisa:
-Hemos hablado, es cierto, y es
posible que así ocurra. Me reservo en todo caso el nombre de las personas
con las que he tratado y de la productora. Aunque me parece que es un secreto
que será guardado muy poco tiempo.
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