RESUMEN: |
«Al lento batir de los
tambores, las primeras filas de españoles movíanse hacia
adelante, y Diego Alatriste avanzaba con ellas, codo a codo con sus camaradas,
ordenados y soberbios como si desfilaran ante el propio rey. Los mismos
hombres amotinados días antes por sus pagas iban ahora dientes prietos,
mostachos enhiestos y cerradas barbas, andrajos cubiertos por cuero engrasado
y armas relucientes, fijos los ojos en el enemigo, impávidos y terribles,
dejando tras de sí la humareda de sus cuerdas de arcabuz encendidas»...
Flandes, 1625. Alistado como
mochilero del capitán Alatriste en los tercios viejos que asedian
Breda, Íñigo Balboa es testigo excepcional de la rendición
de la ciudad, cuyos pormenores narrará diez años más
tarde para un cuadro famoso de su amigo Diego Velázquez. Siguiendo
a su amo por el paisaje pintado al fondo de ese cuadro, al otro lado del
bosque de lanzas, veremos a Íñigo empuñar por primera
vez la espada y el arcabuz, peleando por su vida y la de sus amigos. Estocadas,
asaltos, batallas, desafíos, encamisadas, saqueos y motines de la
infantería española, jalonarán su camino a través
de un mundo devastado por el invierno y por la guerra. |