Vida de nadie

Inspirado en el óleo Armonía, de Remedios Varo (México)



    Mujer de cara pálida y mirada austera bien sabe que la habitación no es parte de ella: ella es parte de la habitación. Su música es vida, su vida es música. De los tangos arduos más violentos es que las notas muertas paren a su rostro indecente y prófugo de raíces neutras. Ni siquiera percibe su atmósfera, ya que en su interior se encuentran las más bajas temperaturas. Las paredes cobran vida como si en ese lugar hubiese sido alguna vez desechada, la misma vida; la verdadera cara es la pared del fondo, con sus dos ventanas por ojos  y su sorprendida boca de madera sostenida. La cara de esta vida es la mueca bien intencionada del utópico espectro feliz, el que lleva una sonrisa que sobrepasa los límites faciales.

    Qué días aquellos en los que los colores del suelo teñían las dimensiones faltantes, y los azulejos permanecían quietos como el horizonte. Casi no le hacía falta soñar, sus sueños no se alejaban de su utópica realidad. A pesar de que siempre tuvo más de lo que esperaba, nunca se conformó y por su presuntuosa ambición, es que triunfó. Tuvo un hogar, tuvo una familia, supo manejar su tiempo, pero en un instante, toda pertenencia se esfumó. El único lazo que la unía con la música eran sus memorias, como si estuviera destinada a vivir una cierta cantidad de tiempo y la otra mitad, contarla.
 
    Está a medio camino, impune al cambio radical, en un apreciable estado de vegetación y armonía. Tal es así que el desorden es su único escape al rincón analítico de su frasco. Cómo pretenden que yo sea capaz de vivir bajo el juicio permanente y el castigo nulo que ustedes me ofrecen, porque por un lado, me señalan a dedo limpio lo correcto y lo incorrecto, pero por otro, todos mis giros fueron en vano, sin respuestas. ¿Ustedes me acusan a mí de su falta de instrucción, o acaso me comprenden, y ahora se vengan de alguien tan culpable como ustedes? Les hago una pregunta: ¿Qué es la inocencia, una cualidad del alma? Yo me cuestiono si es buena o mala porque creo del inocente que ignora el mal, y por lo tanto, es menos libre, ya que no puede elegir. ¿Es bueno desconocer algunas cosas, o por lo menos, es conveniente? Hay tantas cosas que no conozco que siento que no estoy lista para vivir el segundo capítulo de mi vida, el principio de mi muerte. Todavía no sé si de! volverle a mi hogar, mi mundo, todo lo que tomé de él; sé que se acerca el final y me duele forzosamente no haber estado lejos de todo. El ser humano arriesga su vida cada vez que elige, y eso lo hace libre.
 
    Mujer de ropas gastadas y sienes trasparentes ¡Huye! Vuela a saborear alargados roces de independencia y soledad.
 
 
 

Tomás Roitman, Abril de 2001.