Conferencia
inaugural. Gonzalo Navajas
(Universidad de California, Irvine):
“De Renan a Homi Bhabha. Macrohistoria
y ficción en Arturo Pérez-Reverte”
El profesor Navajas empezó explicando cuáles iban a ser los puntos
fundamentales de su ponencia, que sería la Historia, el concepto de nación, el
papel del narrador en la historia, la temporalidad de la era digital y la ética
de los personajes.
El punto de la Historia fue ilustrado
con el último párrafo de Corsarios de
Levante, que dice lo siguiente:
“Todo esto ocurrió en el mes de septiembre del año mil seiscientos y ventisiete, y fue en el cabo Negro, como digo, que está en
la costa de Anatolia, frente a las bocas de Escanderlu. Y mientras el capitán Alatriste
pronunciaba tan singular responso, el sol poniente tornasolaba nuestras
siluetas inmóviles en torno a las tumbas de tantos buenos camaradas, cada una
con la cruz – última arrogancia en su memoria – hecha de madera turca. De ese
modo quedaron todos ellos, acompañados del rumor de las olas y el graznido de
las aves marinas, en espera de la resurrección de la carne; cuando quizá les
corresponda levantarse de la tierra revestidos de sus armas, con el orgullo y
la gloria de quienes tan files soldados fueron. Y hasta ese día lejano seguirán
allí, inmóviles junto al mar donde a tan alto precio vendieron sus vidas,
riendo por la codicia del oro y los botines; pero también por su patria, por su
Dios y por su rey, que todo cuenta. Durmiendo el largo sueño honrado del que
gozan los hombres valientes”
Citó al escritor indio Homi Baba, para quien los escritores actuales tratan el
tema de la Historia de una forma revisionista y buscando una ruptura con ese
pasado, mientras que lo que sucedería en los libros de Alatriste
es que del pasado se hace un examen crítico y una conexión con el presente.
Entrando en el punto del
concepto de nación, para quien la nación es un fruto de la historia que se
actualiza en el presente. "La nación
moderna es un resultado histórico producido por una serie de hechos
convergentes en el mismo sentido” y para apoyar esta idea usó el siguiente
párrafo de Limpieza de sangre:
“Y yo, que viví tales años y los que vinieron
después, juro a vuestras mercedes que en aquel siglo éramos todavía lo que
nadie fue jamás. Y cuando por fin se puso el sol que había alumbrado Tenochtitlán, Pavía, San Quintín, Lepanto
y Breda, el ocaso se tiñó de rojo con nuestra sangre,
pero también con la de nuestros enemigos; como el día, en Rocroi,
que dejé en un francés la daga del capitán Alatriste.
Convendrán vuestras mercedes en que todo ese esfuerzo y ese coraje debíamos
haberlo dedicado los españoles a construir un lugar decente, en vez de
malgastarlo en guerras absurdas, picaresca, corrupción, quimeras y agua
bendita. Y es muy cierto, Pero yo cuento lo que hubo. Y además, no todos los
pueblos son igual de razonables para elegir su conveniencia o su destiño, ni
igual de cínicos para justificarse después ante la Historia o ante sí mismos.
En cuanto a nosotros, fuimos hombres de nuestro siglo: no escogimos nacer y
vivir en aquella España, a menudo miserable y a veces magnífica, que nos tocó en
suerte; pero fue la nuestra. Y ésa es la infeliz patria –o como diablos la
llamen ahora– que, me guste o no, llevo en la piel, en los ojos cansados y en
la memoria.”
Pasando
al tema del narrador, Alatriste es el eje de la
acción, pero, sin embargo, el narrador es Iñigo. Alatriste
hace, Balboa estructura y organiza. Iñigo es un narrador multifacético. Alatriste ejerce de agente directo, Iñigo ejerce de agente
intelectual. Y es que gracias a Iñigo se nos introducen figuras como Quevedo,
Lope, Calderón … Todo ello viene remarcado por la
frase que alguna vez aparece de que la verdadera patria de Iñigo era la
literatura. Fruto de esto, en la saga de Aatriste se
produce la paradoja de que las figuras históricas son criticadas, mientras que
las literarias y artísticas son enaltecidas.
El
siguiente punto a tratar por el profesor Navajas fue el tema de la temporalidad
del mundo digital. La temporalidad es una característica de la sociedad actual,
para la que sólo parece importar el presente absoluto, de forma que debe
romperse totalmente con el pasado. La saga de Alatriste
sería un rechazo a tal concepción, una alternativa a la banalidad que nos
rodea. Se apoyó en este párrafo de El
caballero del jubón amarillo:
“De tiempo en tiempo surgen hombres especiales, diferentes a sus
contemporáneos, o tal vez lo que ocurre no es que sean de
veras diferentes, sino que en cierto modo resumen, justifican e
inmortalizan su época; y algunos de quienes los tratan se dan cuenta de
eso, o lo intuyen, y los tienen como árbitros de conductas. Quizá Diego Alatriste era uno de tales. En cualquier caso, doy fe de
que cuantos se batieron a su lado, compartieron sus silencios o
advirtieron aprobación en su mirada glauca, quedaron obligados para
siempre por singulares lazos”
Alatriste, por tanto, sería un modelo para la actualidad. Ello no quiere decir que todas sus actitudes sean justificables, pero sí ofrece una extraordinaria visión de lo que podría llamarse la historia marginal.
Tratando el tema de las relaciones entre Alatriste
e Iñigo, salió a relucir la idea Hegeliana del amo y el esclavo. Ambos
personajes son necesarios entre sí. Sin embargo, mientras que en la concepción
Hegeliana esto daba lugar a un enfrentamiento entre ambas figuras, en las
novelas se va produciendo una paulatina equiparación.