“Uno piensa que la edad te da certezas, pero lo que
te trae es la incertidumbre” |
Viernes,
14 de Diciembre de 2012
BRAULIO ORTIZ / SEVILLA
Pérez-Reverte
considera como "la consecuencia de unos ojos cansados" su nuevo
libro, 'El tango de
El
compositor Armando de Troeye estaba en casa de
Maurice Ravel cuando éste le puso lo que el primero apreciaba como "un
disparate que ha compuesto para el ballet de Ida Rubinstein: un bolero
insistente, sin desarrollo, basado sólo en diferentes graduaciones de
orquesta". La extravagancia de aquella composición que no obstante
acabaría formando parte de la historia sonora del siglo XX animó al invitado a
apostarse una cena con el anfitrión: si el otro era capaz de hacer un bolero,
se envalentonó, él también, ¿por qué no?, podía atreverse con un tango. Ese
momento de arrojo propiciaría un viaje: el que el músico emprende, en busca de
inspiración para su obra, a Buenos Aires, embarcado en el transatlántico Cap
Polonio junto a su mujer, Mecha. Lo que no sospecha Troeye
es que ése será el inicio de una intensa historia de amor que durará cuatro
décadas: la que unirá a la esposa del músico con Max, un bailarín profesional
(y ladrón de guante blanco) empleado en el barco y con quien el matrimonio
conocerá los bajos fondos bonaerenses. Este idilio, desarrollado a lo largo de
tres escenarios y tres periodos distintos -el Buenos Aires de finales de los
20,
El escritor
sostiene que "siempre" propone de manera impremeditada variantes de
"la misma novela, que sería la historia de un soldado perdido en un
territorio hostil", y es consciente de que quizás esa fidelidad a sus
planteamientos sea una de las razones por las que el público no le ha dado la
espalda. "El lector sabe que soy un escritor coherente en ese
sentido", opina. Pero con esta narración Pérez-Reverte sintió que estaba
aventurándose en un territorio algo novedoso: frente a la prioridad que
otorgaba en otras ocasiones a las peripecias y la acción, esta vez "la
historia de amor era más importante" y los cuarenta años que abarcaba esta
pasión le permitían hablar desde "la melancolía de la vejez. Es un libro
más complejo en cuanto a sentimientos".
El narrador
había abordado la misma trama en un antiguo borrador, pero advirtió entonces
que "no podía terminarlo, porque no tenía suficiente desesperanza. El
tango de
En el libro, el académico expresa su admiración por "un tipo de mujer inteligente, superior al hombre", pero también manifiesta su intriga por los enigmas inescrutables que rodean al sexo femenino. "Y al mirar de nuevo a la mujer, encontró reflejos dorados que parecían multiplicarse en silencios de mujer eterna, sin edad. En claves de todo cuanto el hombre ignora", se dice en un pasaje del libro. Un misterio que también envuelve el mundo del tango, al que Pérez-Reverte se aproximó por "todo lo que simboliza, es como un acto sexual vertical, con el hombre y la mujer vestidos". Parece que los lectores argentinos le han dado la aprobación a su relato. "Me hace feliz, porque estaba ante el juez más terrible. Pero si eres un novelista profesional aprendes a ser humilde, sabes que puedes equivocarte. Puedes documentarte muchísimo que siempre habrá alguien que te corrija".