“Que gobernantes estúpidos o incapaces le quiten a la
gente la esperanza es muy peligroso” |
Miércoles,
21 de Noviembre de 2012
MADRID, 21 Nov.
(EUROPA PRESS) -
Con la
serenidad y experiencia que dan los años, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena,
1951) centra su nueva novela, 'El tango de
"La gente más peligrosa, valiente y
eficaz, que hace cosas más espectaculares, es la gente sin esperanza, por eso
es tan peligroso que gobernantes estúpidos o incapaces le quiten a la gente la
esperanza, porque pueden hacerla más peligrosa y más valiente, ellos sabrán lo
qué hacen", señala el autor.
Por ello, Reverte admira tanto al
protagonista de su novela, Max Costa, un apuesto bailarín de tangos con
habilidades dispares, valiente, pero también refinado y misterioso, que en los
años veinte se ocupa de entretener a las señoras a bordo del trasatlántico Cap
Polonio, entre otras muchas labores. "La desesperanza libera de muchísimas
cosas. Cuando ya no esperas nada es cuando eres más libre y dueño de ti mismo",
reconoce.
"Por eso envidio tanto a los personajes
que adquieren esa libertad moral y por eso admiro a Max Costa. Es decir; la
desesperanza analfabeta es muy peligrosa, pero la desesperanza educada es muy
interesante", señala el autor en una entrevista con Europa Press con motivo de la presentación de su nueva novela.
No quiere entrar en terrenos más farragosos
relacionados con la actualidad, y Pérez-Reverte vuelve a la novela y subraya
que ha escrito una historia de amor que se desarrolla a lo largo de cuarenta
años. "Pero no hablo de amor idealizado", alega, "sino de amor
de verdad". "Es un amor real, pero condicionado por unas
circunstancias concretas; ellos son conscientes de que es un amor imperfecto y
caduco y con rincones turbios oscuros y complejos".
EL DESAFÍO, DESCRIBIR EL SEXO
En este sentido, 'El tango de
Pérez Reverte reconoce que lo más difícil de
esta novela ha sido describir los encuentros sexuales que se desarrollan entre
los protagonistas. "Cómo cuentas el sexo a veces turbio y complejo, y no
siempre a dos, de una manera elegante y que me permita estar satisfecho",
se pregunta el autor, "Y este ha sido el desafío más importante de toda la
novela", reconoce.
A este respecto, subraya que ambos personaje
desarrollan un ejercicio de nostalgia y serenidad al mirar con el paso del
tiempo cómo fue ese amor. "Ves cómo dos personas inteligentes y lúcidas
son capaces de ver una historia de amor desesperada, como el fracaso elegante
puede asumir la derrota como regla y el amor como premio", sostiene
Pérez-Reverte, para quien el mayor premio para un hombre es que una mujer
inteligente le miré con "admiración".
"Y Max toda la novela persigue este premio", subraya.
La que provoca todo este amor pasional y
turbio sobre el 'bailarín mundando' es Mecha Inzuza, una mujer de armas tomar, bella y con una educación
exquisita. En este sentido Mecha entronca con las heroínas a las que el
escritor tiene acostumbrados a sus seguidores, luchadoras empedernidas y con
principios sólidos que fijan en molde para cimentar la propia supervivencia.
En cuanto a Max Costa y las posibles
semejanzas con el autor, Reverte señala que ningún escritor "pone lo que
no tiene", pero precisa que lo que escribe es "literatura" y que
es "un error buscar al autor detrás de una novela". "No soy ni
Max ni Alatriste, pero nadie puede crear algo de la
nada, yo tengo una manera de ser y de comportarse".
LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
"Tengo 61 años, yo ya tengo la edad
para comprobar los estragos del tiempo, y comprobar cómo el tiempo trabaja la
carne y la piel de las personas. Es información que antes no tenía, hace veinte
años me faltaban canas, arrugas, vejez, miradas, cansancio y
desesperanza", explica el autor.
Por otra parte, Pérez-Reverte, recuerda sus
orígenes familiares y asegura que fue testigo de actitudes y maneras que ya no
existen. "La forma de sentarse de las mujeres, cómo mantener la ralla del
pantalón o cómo encender un cigarrillo golpeándolo con la esfera del reloj, yo
las he visto de pequeño y he trabajado para reavivarlas y verlas otra vez con
más nitidez".
Pero en 'El tango de la guardia vieja'
(Alfaguara) no faltan tampoco los elementos de sus anteriores novelas;
aventura, espías y misterio. "A mi una historia de amor a secas, no me
satisface, por eso yo tampoco quería renunciar a los elementos característicos
de mis libros", alega.
En este sentido explica que la trama de
espionaje que se desarrolla, sirve para que el lector, al que la historia de
amor le interese menos, pueda discurrir por una historia típica de Arturo
Pérez-Reverte, sin sentirse en territorio extraño". "En realidad cualquier
lector mío, se reconoce en esta novela", asegura.
No obstante reconoce que hay maneras de
comportarse, actitudes, formas de caminar o de sentarse que ha tenido que
estudiarlas en películas, vídeos y incluso en revistas. "He estudiado
revistas femeninas de moda, catálogos de ropa, relojes o mecheros, y he leído
todo cuanto se puede leer sobre esa época y he visto todas las películas, para
crearme una familiaridad con ese mundo que me permitiera, moverme con
naturalidad".
A este respecto señala que para conseguir
que el lector tenga esa percepción del mundo, ha utilizado marcas de bebidas o
de ropa, y describe la forma de sentarse o la forma de anudarse la corbata,
para que el lector "visualice" esas maneras que ya no están en ningún
sitio.
Y para concluir la entrevista y preguntado por el papel de los intelectuales en los difíciles tiempos que corren, Pérez-Reverte bandea la pregunta con otro lance: "¿De verdad crees que en los tiempos que corren hay intelectuales?".