“Pérez-Reverte arrasa en |
Domingo,
12 de Mayo de 2013
El escritor
presentó su última novela ante más de mil personas que abarrotaron la mayor
sala del recinto ferial
Francisco Peregil
Buenos Aires 12 MAY 2013
A veces las
respuestas más interesantes surgen de preguntas aparentemente anodinas. El
periodista pregunta:
-¿Y para cuándo
vas a publicar la próxima novela del capitán Alatriste?
Y el novelista
responde que aún le rondan por la cabeza un par de Alatristes,
pero que ya ha cumplido los 61 años y también tiene en mente una docena de
historias ajenas al capitán. Calcula que sólo podrá escribir una novela cada
dos años. La muerte llegará tarde o temprano, poco a poco se irá perdiendo
lucidez y es preciso elegir entre Alatriste y las
otras novelas.
- Cuando era
niño –prosigue el escritor-, mi hermana y mi hermano se estaban ahogando en la
misma playa. Tuve que decidir a quién salvaba. Pensé: voy a por José María
porque es el que está más cerca. Si voy a por mi hermana, quizás nos ahogamos
los tres. Fui a por mi hermano y a mi hermana se la llevó el mar y después la
salvó alguien más adelante.
-¿Tu hermana te
lo perdonó?
-Sí, porque mi
hermana es como yo. Quiero decir con esto que en la vida hay que elegir.
El sábado por la
tarde, Arturo Pérez Reverte presentó en
La presentación del
libro consistió en una entrevista que le hizo a Pérez Reverte su amigo, “casi
hermano”, el periodista y escritor argentino Jorge Fernández-Díaz. En algunas
entrevistas al novelista le preguntaron por la crisis en España. Y contestó que
él no tiene reparos en criticar duramente el panorama político español, pero
cuando se encuentra fuera de su país prefiere no hacerlo. Le sondearon también
por la situación política de Argentina y respondió que cuando lo invitan a una
casa prefiere no criticar los muebles. Así que Jorge Fernández-Díaz le preguntó
sobre todo lo demás.
-¿Por qué el
tango? –le dijo.
-Yo he estado en
Buenos Aires hace 20 años. Y una noche bajé a tomar una copa al bar de mi
hotel. Y había una pareja de jóvenes profesionales bailando. Al terminar
sacaron a bailar a una pareja del público. Él sacó a una mujer de 60 años, de
una belleza serena, muy elegante… Me enamoré de ella. El tanguero,
que era un chico listo, vio que era muy buena bailando y la dejó lucirse. Me di
cuenta de que en el tango parece que es el hombre el que domina, pero es la
mujer la que teje alrededor de él una telaraña muy interesante. Y después vine
otras veces a las milongas, no para turistas. Y me dediqué a mirar, mirar,
mirar… Y después está mi padre. Tenía muy buena planta y bailaba muy bien. Le
gustaba mucho el tango.
Fernández-Díaz
le preguntó por qué tiene tanta importancia la mujer en sus obras y
Pérez-Reverte le dijo que la mujer es el único héroe posible que todavía puede
ofrecer historias nuevas para los narradores. “Ahora la mujer está siendo cosas
que nunca fue, pero aún no ha dejado de ser coas que
siempre ha sido. ¿Cómo hacer compatibles tu instinto, las costumbres, lo que
exigen de ti como madre, esposa, amante… con lo que te exige la sociedad como
trabajadora, luchadora? Nadie ha escrito sobre la mujer del siglo XXI todavía”.
Arturo Pérez
Reverte recordó en varias ocasiones que tiene ya 61 años y que eso le ha hecho
darse cuenta de que muchas palabras que uno siempre manejó con mayúsculas, como
el amor, el honor, la paz, van perdiendo el tamaño y al final sólo unas cuantas
merecen mantenerse en mayúsculas: dignidad, valor, serenidad, lucidez...
-¿Qué aprendiste
de tus años como periodista cubriendo guerras?
-Que nos hemos
olvidado de que la vida no es estar aquí conversando civilizadamente. La vida
es comer, abrigarse, no tener frío, preñar a la hembra o ser preñada por el
varón, tener cachorros… Eso implica crueldad. Yo he visto a Andrómaca
despedirse de Héctor con el niño en brazos. Y he visto al niño llorar porque
Héctor lo besaba con el casco. Y sobre todo, he mirado. Observé que cuando el
universo, que es muy hijo de puta, te aplica sus crueles reglas sin piedad, la
única forma que hay de afrontarlo es la entereza, la serenidad. Toda mi vida y
todo mi trabajo consisten en intentar que mi último tiempo sean serenos.
-Navegas en
solitario.
-A veces sí y a
veces no. Pero a menudo en solitario. En el mar descubrí que es el mejor espejo
de la vida. El mar no es malo en sí, pero el viento lo convierte en muy malo.
Por eso te obliga a una continua vigilia, siempre tienes que estar mirando
aquella nube oscura a lo lejos.
–Una vez me
regalaste una especie de bola de cristal. Pertenecía al Titanic. Y me dijiste…
-Que cada
Titanic tiene su Iceberg. Creo que siempre hay que tenerlo presento. El mar
mata mucho, pero mata sobre todo a los imbéciles.
-También dijiste
una vez que respetas a los hombres que son capaces de incendiar algo, aunque
sea en la vida cotidiana.
-Yo creo que
ningún ser humano es completo hasta que no tiene una Troya ardiendo a su
espalda, hasta que él mismo no ha sido parte de la trama cruel de lo que es la
vida. Somos crueles, egoístas, insolidarios,
violentos… Pero si sobrevives a Troya puedes encontrar media docena de palabras
que te hacen respetar a los seres humanos .
-¿Crees que
bailamos bien el tango hoy?
-No sé, ellos sabrán.
Ahí comenzaron los aplausos.