“El tango de la guardia vieja de Arturo Pérez-Reverte” |
Lunes,
10 de Diciembre de 2012
REVISTA KRÍTICA
Un extraño
desafío entre dos músicos, que lleva a uno de ellos a Buenos Aires en 1928; un
asunto de espionaje en
¿Qué nos ha gustado?
- El lado dulce de Reverte: El tango de
la guardia vieja es una novela cargada de romanticismo, de ese que no empasta
ni tampoco cansa y que en vez de deparar páginas y páginas de escenas cargadas
de almíbar deja tras de sí una estela dulce y amarga, al mismo tiempo, profunda,
pensada para conmover. Arturo Pérez Reverte ha hecho una labor excepcional al
recrear la melancolía y la belleza del amor gracias a la relación que mantienen
a lo largo del tiempo los dos personajes centrales, evitando, con tino, los
lugares comunes y los tópicos más recurrentes en los que se suele caer en este
tipo de novelas.
- Intercalando tiempos: El tango de la
guardia vieja está narrada desde diferentes perspectivas temporales a través de
las cuales Pérez Reverte muestra al lector todo el pasado, el presente y el
futuro de los personajes. Aunque esta técnica resulta siempre un riesgo debido
a su complejidad narrativa, el autor hace un uso excepcional de la misma. Los
distintos planos se suceden con naturalidad, sin romper en ningún momento el fluir
de la trama, al tiempo que la visión de conjunto que forman todos ellos se crea
poco a poco, con magistral precisión.
- Siente: en El tango de la guardia
vieja la prosa de Pérez Reverte experimenta un cambio bastante sustancial con
respecto a la saga de Alatriste. En esta última vimos
al Reverte más efectivo, el de las aventuras puras y las historias de traiciones
y honor. Pero en El tango de la guardia vieja nos adentramos en una narrativa contemplativa,
casi poética, que evoca constantemente los sentidos del lector para hacerle
sentir lo que sienten los personajes con la misma intensidad. Especialmente
ilustradora es la escena del tango que los dos personajes principales
protagonizan en la cubierta del barco en el que viajan y en la que, mediante
una excepcional descripción, el lector no solo percibe cada movimiento con una
nitidez asombrosa sino que capta las notas de la música, el olor del mar y
hasta el tacto de las vestimentas como si fuere él quien está bailando.
- Una pareja inolvidable: los dos
protagonistas de El tango de la guardia vieja, Max y Mecha, son dos personajes
a los que pocos, o mejor dicho, ningún defecto puede sonsacarse. Pérez Reverte
realiza una muy buena caracterización de ambos y sus figuras experimentan una
constante evolución que servirá al autor, no solo para enriquecer su papel como
personajes sino también para mostrar a través de ellos una metáfora de la propia
vida, de sus complejidades y sinsabores.
¿Qué no nos ha gustado?
- Simbolismo encubierto: El tango de la
guardia vieja es una novela que encierra una enorme cantidad de símbolos y metáforas
que no solamente se imbrican en la prosa sino también en los objetos y los
personajes que forman parte de la trama. Este detalle, como puede entenderse,
no es algo negativo en sí mismo sino todo lo contrario. Aún así, sí es
importante señalar, a modo de advertencia más que de crítica, que comprender
todo
el significado y la belleza de estas metáforas, no es tarea fácil y resultará una complejidad añadida para los lectores menos acostumbrados a este tipo de giros simbólicos