| Pues más bien, señora Soto, va a ser eso que llaman según dice usted la tercera España aunque yo no había oido ese término, pero sí, cuadra más conmigo ya que actualmente vivo y trabajo en Noruega y en contadas ocasiones vengo a España, como ahora.
Mire; actualmente no hay en España ninguna formación a la considere mínimamente seria ni capaz. La extrema derecha, un desecho latente y peligroso de un pasado reciente oscuro y mediocre. La derecha española es un partido caciquil y corrupto de señoritos y de niños pijos que propugna un liberalismo salvaje. Los sociatas en su línea, de una cutrez espantosa en lo social y en las formas, amén de una inteligencia y un saber estar bajo mínimos. Y de izquierda hundida, para qué hablar. Si hasta se avergüenzan de que les llamen lo que son, comunistas, y lo esconden, y además hace muchos años que no se legitiman en las urnas con las siglas del PCE. Miseria y compañía.
Y de los nacionalistas de cualquier nación nueva de 30 años de las españas, pues eso, nacionaLISTOS. A poner la mano, que es lo suyo, y si no, chantaje que te crió,
Decía Machado que una de las dos españas ha de helarnos el corazón. En mi caso, entendí bien pronto lo que era eso. Y lo entendí porque mis abuelos tuvieron que huir, primero, del terror rojo porque tenían criterio y luego del terror azul porque lo seguían teniendo durante la guerra. Y claro, te cuentan y luego lees, te informas y te das cuenta que no hubo buenos y malos, sino sólo malos. Léase si quiere naturalmente y tiene tiempo el mejor libro sobre la guerra civil que pienso se ha escrito jamás. Es de Juan Eslava Galán y se llama "Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie" Y tanto fue así que durante la presentación del libro casi le dan más palos que al burro de un gitano unos señoritos ociosos y bien vestidos de esos de Falange, acto al que estaba invitado también el responsable de los asesinatos de Paracuellos, nuestro inefable Carrillo, el de tirar la piedra y esconder la mano.
"En España de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten" decía Ortega, el mismo republicano honesto que cuando vio lo que era la famosa y cacareada República Española dijo aquello de "No era esto, no era esto..." y se pasó con armas y bagajes al bando de la gente de "orden y de derechas", más que nada porque puestos a elegir entre malo y malo, prefirió lo menos malo para él. Hubo otros que cuando vieron a los "defensores de la libertad" en acción cruzaron la fontera sin esperar al final de la guerra y ya en el exilio cuando algún "refugiado" de aquellos que Francia trató tan bíen por venir de una República hermana que se hizo tan "Popular" se le intentaba acercar por aquello del compadreo español y camaradas y compañeros y todo eso, ya saben, ponían pies en polvorosa.
España es un país atípico. Una república aquí no tiene nada que ver con una República de allende los Pirineos, salvo tal vez la de Cuba o la de Venezuela, o la de Corea del Norte, porque ya ni la de China. Una República aquí es una República "Popular" mientras que en Francia en Alemania o en Italia República es sinónimo de libertad. A ver si los cándidos despiertan de una puñetera vez.
Si el ejército Rojo mandado por Rojo hubiera ganado la guerra no hubieramos tenido una Republique como la française, no. Hubieramos tenido una Republicoskaya satélite de quien les cuento. Porque quien en realidad mandaba el ejército Rojo (un gran honor para ellos llamarlo así en aquella época a semejanza de su hermano mayor) eran los comisarios políticos, los rusos véase Kolstov y los de aquí, dignos lameculos de los de allí. Y de disidencias nada y de compartir poder nada. Que se lo digan a los anarquistas y a los del POUM.
Y eso de que quien manda un ejército Rojo no necesariamente tiene que ser rojo que se lo explique nuestra valenciana particular a otros. Si ella se quiere engañar que se engañe porque sea familiar o amiga residente en La Font de la Figuera. O a lo mejor lo escogieron por el apellido, para no desentonar. O porque era valenciano, que eso es lo millor del mon, y con las tracas y la petardá y la banda a todo trapo atacando el paquito chocolatero (por lo de Paco, ya saben) asustaba a los señoritos alféreces provisionales de fino bigotito. Vaya usted a saber. O a lo mejor, porque era el único disponible que supiera leer un mapa topográfico y vendía apartamentos en suelo recalificado en Gandía a medias con el alcalde de turno.
Coñas aparte. Me da igual. A mí Vicente Rojo como persona me merece respeto como eso, como persona. Como militar y como Jefe (que no líder) de un ejército estalinista, ya es otra cosa. Lo mismo que Paca la culona, como le llamaba el carnicero de Sevilla Queipo de Llano al gloriosos caudillo por la gracia de Dios.
Pero eso no me nubla la vista para ver después de contrastar muchas opiniones y de ser asiduo de biblotecas quien era buen estratega y quien un inmenso montaje para justificar que hubo alguien que no andaba herrado (con h) en el bando rojo. Al pan, pan y al vino, vino.
La guerra no la ganaron los azules, no. Eran, aún siendo mejores que los otros (por algo eran de carrera) una banda.
La guerra la perdieron los rojos..ellos solitos.
Eso de Alemania e Italia es la excusa oficial que después de la guerra y hasta hoy siguen machacando los viejos del lugar. Esa teoría, con CIFRAS en la mano, está ya bastante superada. Así que a renovar el repertorio.
Al hilo de los que decía Ortega de pensar y embestir, en España no cabe en la cabeza que alguien critique a la vez a dos bandos enfrentados. Por narices te tienes que quedar con uno de los dos. Pues oiga, mire, yo me quedo con el mio. Y no comulgo con ruedas de molino, ni con las ostias de los curas de la derecha más abyecta ni con las gilipolleces de los izquierdosos españoles. Y a quien no le guste, que le vayan dando con una caña abierta por donde amarga el pepino. Hasta otra ocasión, compatriotas.
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