Expectación y curiosos en una Caleta del siglo XVII
Primer día de rodaje. Hasta una Caleta convertida en calle y mercado del siglo XVII se acercaron ayer decenas de gaditanos con la ilusión de poder ver un pedazo del sombrero de Alatriste, una sombra de Viggo Mortensen o, al menos, una espada de la época. No pudo ser. Las escenas que se rodaron ayer de Alatriste se desenvolvieron en su totalidad en los interiores del castillo de San Sebastián, en las mazmorras.
Mientras, en La Caleta se podía observar cómo los operarios daban los últimos retoques al decorado que han levantado junto al Balneario de La Palma. Vasijas y ánforas rotas, carros con sacos de harina o con palos y secaderos de pescado, eran algunos de los objetos que se podían ver. También, en el mar, flotaban salpicadas las barcas que se utilizarán para el desembarco de Los Tercios.
Por lo demás, mutismo. Desde la productora no se quiso desvelar ningún detalle, ni de horarios ni mucho menos sobre aspectos del rodaje. Ni siquiera los propios extras sabían qué ocurrirá en las escenas en las que aparezcan. José, que actuará como remero, lo contaba así: "Sólo sabemos que iremos en las barcas. Será el desembarco de la guerra en un puerto, una playa, un muelle... no sabemos exactamente qué".
Hasta allí también se acercaron los extras que manejarán los caballos y que tampoco sabían mucho más. "Tenemos que enganchar las barcas y una carroza en los caballos, también habrá dos o tres que vayan con montura...", explicaba Pepe, que hoy será uno de estos figurantes.
Los que sí pudieron comprobar cómo se desarrolla un rodaje desde dentro fueron los que se convirtieron por unas horas en los presos de las mazmorras de San Sebastián. Durante toda la mañana estuvieron rodando las escenas en las que "el capitán Alatriste libera a un grupo de reos, que luego serán los que luchen junto a él", según la interpretación de Alejandro, uno de los gaditanos escogidos como figurantes.
Ellos pudieron observar a Viggo Mortensen, Unax Ugalde y Antonio Dechent caracterizados para la ocasión. "Alatriste llevaba un sombrero con un plumón, capa marrón, botas, espada y cinto", relataban Alejandro y Carlos a la salida del castillo. Eso sí, antes de meterse en la piel de estos presos, tuvieron que pasar varias horas de maquillaje, en las que les pintaron las patillas, el sucio de las manos y uñas, o les pusieron pegotes en el pelo. Pero todos coincidían en lo mismo, "vale la pena".
Tras una mañana poco fructífera para los curiosos que acudieron a La Caleta, la tarde sin embargo sí ofreció un poco más de espectáculo. El séptimo arte desveló algunos de sus secretos al gran público y se pudieron ver las pruebas para el desembarco, con extras ataviados de marineros y a bordo de las barcazas desvencijadas y envejecidas para simular las utilizadas en pleno siglo XVII. Hoy se desvelará si Viggo Mortensen se deja ver entre ellas.
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