Si pasea por la arena de La Caleta y ve barcas vetustas, la reproducción de una calle del Siglo de Oro, un carromato arrumbado junto al Balneario de La Palma y diversos aperos que descansan colgados en la pared del edificio no ha entrado en una máquina del tiempo; simplemente, es que los preparativos para el rodaje de la película Alatriste avanzan a pasos agigantados. No en vano, tras pasar por Sevilla y Tarifa llegará a Cádiz los días 18, 19 y 20 de este mes, según confirmaban ayer fuentes del Ayuntamiento gaditano.
Aquellos que disfrutaban ayer por la tarde de una tarde de sol inmejorable paseaban ante el decorado con evidente curiosidad. Y es que todo el Balneario de La Palma se encuentra rodeado de una cinta roja y blanca que separa el presente del pasado, el siglo XXI gaditano del XVII. A un lado de la cinta, pequeños carteles advierten de que "por seguridad se prohíbe el baño en esta zona de la playa. Buzos trabajando. Gracias por su colaboración y disculpen las molestias". Y los bañistas copan la arena y rodean un total de nueve barcazas cuyo aspecto envejecido no deja lugar a dudas: serán utilizadas para el rodaje, posiblemente para la escena del desembarco de los veteranos de los Tercios, que se llevará a cabo el día 19 de este mes. Dentro de nada.

Al otro lado de la cinta, el decorado en el que se rodarán otras escenas se muestra muy adelantado, con una muralla a ambos lados de una calle que cuenta incluso con pequeños ventanucos con forjados de hierro, según observan en voz alta varios de los espectadores que a esa hora, cinco y media de la tarde, observan las idas y venidas de los encargados de recrear una España que intentaba mantener un imperio que ya estaba en decadencia. También se observa en esa España de mentira cestos, herrajes y demás aperos que recrean la atmósfera precisa y necesaria, y, a las espaldas del Balneario, un carromato con una etiqueta en la que figura un número: el cinco.

Pero no acababan ahí los detalles que evidenciaban la próxima presencia de los magos de la pantalla grande. Además de las nueve barcazas que permanecen en la arena cercana al Balneario de La Palma –que tienen en el interior un palmo de agua, seguramente, como indicó en otras ocasiones un experto que formará parte del equipo que rodará en Tarifa, para que la madera se hinche y no tenga problemas de flotabilidad– otras tantas barcas flotan ya en el agua caletera. Y en el interior del club, una patera está en proceso de pintado y otras cuatro a la espera. Dos cubos de pintura y otras tantas brochas son las encargadas de convertir esas barcas, tan típicas del paisaje de la playa, en genuinas embarcaciones del siglo XVII. Son, según confirma alguien cuyas ocupaciones laborales le hacen seguir a diario la transformación que está sufriendo La Caleta, barcas pertenecientes a los pescadores, que cambiarán en estos días sus colores blanco, azul y rojo por el marrón viejo de la madera curtida. La productora de Alatriste utilizará al menos una docena de esas pateras para escenificar el desembarco de los veteranos de los Tercios.

La semana pasada se daban por terminadas las pruebas de vestuario para los casi cuatrocientos extras que participarán en el rodaje, escogidos entre las más de 3.000 personas de todas las edades –incluidos estudiantes universitarios extranjeros que se encuentran en Cádiz merced al programa Erasmus– que se presentaron al cásting celebrado el pasado día 30 de enero en la peña La Perla.

Ya cerca del inicio del rodaje, el escritor Arturo Pérez-Reverte comentaba el lunes, tras su encuentro con los jóvenes en el Teatro Falla para hablar de la batalla de Trafalgar, que no podrá estar en Cádiz los días en los que se proceda a grabar las distintas escenas de la película que tiene como protagonista al personaje por él creado, ya que en esos días está en el extranjero. Le habría gustado venir; o al menos así se trasluce de sus palabras de satisfacción al hablar de cómo estaban quedando los decorados de la playa de La Caleta, que se está convirtiendo en una playa de cine gracias a este rodaje y al de otros que han sabido ver sus cualidades fotogénicas y las del Balneario de La Palma para que sirvan de escenario para contar una historia.