Alatriste se despidió ayer de Cádiz y hoy sigue su rodaje en Tarifa
Un solo minuto de película cuesta días y semanas de preparación. Ya lo dicen los profesionales del séptimo arte y ayer se pudo comprobar desde dentro del rodaje de Alatriste.
Desde primera hora de la mañana, los trabajadores de las productoras y demás operarios encargados de poner todo a punto para el rodaje, trabajaban descargando de los camiones el resto del atrezzo, ultimando detalles y sacando agua de una de las barcas, que a última hora se les hundía. Mientras, los extras, por turnos, se dirigían al colegio Beato Diego, donde estaba instalada la sala de maquillaje y el vestuario.
Pero donde realmente se podía sentir que ayer estaban rodando en Cádiz la película Alatriste era en la calle, en los alrededores de La Caleta. Los gaditanos no se quisieron perder la ocasión de poder vislumbrar a Viggo Mortensen, que encarna al capitán Alatriste, y desde las nueve de la mañana muchos estaban apostados junto a la barandilla con prismáticos o cámara en ristre. Una de ellas era la alemana Karen que acababa de comprarse el primer libro de la saga del espadachín: "Voy a leérmelo, pero necesito saber un poco más de español". Aunque, lo que realmente quería era ver a Viggo Mortensen. Como todos los curiosos que la rodeaban.
Sin embargo, desde la playa, los únicos datos que se podían tener, entre un gran número de rumores, eran los que proporcionaban los extras que salían un momento (para poder ir al servicio) del terreno cercado con vallas y vigilado por guardias de seguridad y policías.
Eso sí, una vez fuera se les trataba como si fuesen los auténticos protagonistas, les hacían fotos y más de algún despistado les pedía autógrafos. "Sabemos que se rueda un desembarco, pero nada más. No sabemos si nos bajamos de las barcas, si ya estaremos en tierra...", relataba Diego Saucedo, cuya misión en la película era aparecer como pescador.
De esa manera, entre rumores y vaivén de figurantes se desarrolló una mañana, en la que tan sólo se hicieron pruebas rodadas.
La distancia y la imposibilidad de acercarse hasta el rodaje, del que prácticamente no se podían ver más que las barcas y de vez en cuando a los extras, no hicieron desistir al público reunido frente a La Caleta. Tuvieron su recompensa poco antes de las cuatro de la tarde. Tras comer en una carpa instalada en el antiguo colegio de Valcárcel, los protagonistas Viggo Mortensen y Unax Ugalde recorrieron los escasos pasos que les separaban del Balneario de La Palma entre la avalancha de, principalmente, adolescentes a la captura de un autógrafo.
Ya por la tarde, después de días de preparación y horas de ensayo, se procedió al rodaje de la escena del desembarco de Alatriste. Desde debajo del Balneario, donde se desarrollaba toda la labor de dirección y producción, se pudo comprobar cómo para una escena que dura alrededor de tres minutos, fueron necesarias horas de cortes, gritos de acción y paseíllo de figurantes y de los dos protagonistas, Alatriste e Íñigo de Balboa, que interpreta Unax Ugalde.
Por el camino del castillo de San Sebastián discurría un carromato, en la arena los extras se apostaban en grupillos de a dos y caminaban hacia el balneario, un fuego a gas simulando una hoguera crepitaba en medio de la playa, un grupo de ovejas y de cerdos permanecían en sendos rediles y en el mar ondeaban las barcas cargadas de figurantes. Así, una y otra vez. Mientras tres cámaras seguían fundamentalmente a Mortensen y Ugalde, que, tras bajarse de una de las barcas de velas, charlaban (siempre según el guión) al caminar al poblado improvisado en La Caleta y la calle construida junto al Balneario.
Así, con breves pausas, se sucedieron las horas desde las cinco de la tarde hasta poco después de las ocho y media, cuando la posición del sol obligó a concluir la jornada de rodaje.
De esta forma también se puso fin a la filmación en escenarios de Cádiz. Hoy, todo el equipo se desplaza hasta Tarifa, donde, según comentó el director y guionista de la película, Agustín Díaz Yanes, rodarán una escena en las dunas.
Respecto a las secuencias filmadas en Cádiz, ahora toca la labor de efectos especiales, que deberán eliminar digitalmente las farolas del camino al castillo y el faro de la fortaleza, así como multiplicar las barcas que flotaban en el mar.
Por cierto, a última hora, Karen consiguió su propósito. Viggo Mortensen le firmó su ejemplar de la novela.
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