Foro sobre Arturo Pérez-Reverte
Un lugar de encuentro donde "discutir" sobre la obra del escritor Arturo Pérez Reverte

Salva escribió el día 31/01/2019 a las 07:29
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"Soy muy pesimista, veo repetirse los viejos esquemas y la misma estupidez"

Arturo Pérez-Reverte: "Soy muy pesimista, veo repetirse los viejos esquemas y la misma estupidez"

"En este mundo de demolición hoy no podemos sacrificarnos por una causa noble, solo queda refugiarse en la literatura", señaló el autor de Sabotaje

gabi rodas palma 30.01.2019 | 00:59

"Ahora, en este mundo de demolición, ya no hay palabras que den esperanza como las había en los años 30, cuando había gente honrada. Hoy no podemos sacrificarnos por una causa noble, solo queda refugiarse en la literatura, en los libros", afirmó ayer en un abarrotado Club DIARIO de MALLORCA Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951).

El escritor y periodista, miembro de la Real Academia Española, una institución que "recuperará el prestigio" tras años de "dirección débil", se entregó en compañía de su amigo y colega José Carlos Llop a una charla sobre literatura y existencia que satisfizo a sus lectores y que se detuvo en Twitter, donde Pérez-Reverte suele protagonizar alguna que otra polémica. "Yo no soy polémico, opino", matizó el autor de El francontirador paciente. "No, los polémicos son los otros", ironizó Llop.

El que fuera durante veintiún años reportero de guerra inició su intervención hablando precisamente de los conflictos armados, porque como recordó Llop, "la guerra está siempre ligada a la literatura" y "está en todos tus libros", desde El húsar (1996) a Sabotaje (2018), pasando por La sombra del águila (1993), Cabo Trafalgar (2004), Un día de cólera (2007) o El asedio (2010). "Tengo estirpe napoleónica, el abuelo de mi bisabuelo fue movilizado con 16 años para Waterloo", apuntó Pérez-Reverte, quien siendo adulto proyectaría en las guerras que conoció y cubrió todas las lecturas a las que se entregó en la biblioteca que habitó de joven. "Viendo arder Beirut, vi Troya. La mirada que me dejaron esos libros –los clásicos griegos– han moldeado la mayor parte de mis novelas", subrayó.



Sobre Lorenzo Falcó, el personaje protagonista de Sabotaje, novela con la que cierra una trilogía de la que también forman parte Falcó y la posterior Eva y que podría continuar con una cuarta entrega con Falcó al frente, apuntó que éste "no tiene ideología" y negó que sea un perdedor, tal y como le sugirió Llop. "Falcó es un profesional de la violencia. Para él, la violencia no es más que una herramienta técnica. Esa violencia me interesa mucho y la he conocido, la he visto. Falcó me cae bien porque no necesita adornar su violencia con argumentos ideológicos. La ejerce de manera descarada. Es honrado en su hijoputez".

"No sé si volverá o no Falcó, pero a mí me gustaría. Pero no sé cuándo", reconoció ante el asombro de algunos de sus lectores.

Con Sabotaje, ambientada en la España de la Guerra Civil, en una Europa en la que se adivinan los vientos de la nueva guerra que asolará el continente, Pérez-Reverte ha cultivado una nueva manera de escribir. "Me apetecía contar así, de otra manera; aplicar los trucos del oficio a una narración más escueta. Vendrán novelas más cortas. No sé qué me queda, porque me he metido en un terreno muy interesante. Cuando uno ha escrito muchas cosas puede perder la inocencia, pero este desafío me la ha devuelto. Me acuesto pensando en qué escribiré por la mañana con la ilusión de escribir el mejor párrafo de mi vida al día siguiente", insistió.

Como ha ocurrido con El capitán Alatriste, La novena puerta o La reina del sur, entre muchas otras de sus obras, el autor murciano, con más de veinte millones de lectores en todo el mundo, señaló que ha recibido ofertas para llevar a Falcó a la pequeña pantalla y que han salido algunos nombres de actores. "No tengo nada contra Mario Casas pero no le veo del todo para el papel", bromeó.



Respecto a los otros protagonistas de Sabotaje, a los que ha sometido a un ejercicio de "revisión", porque a los personajes míticos, "cuando te acercas mucho y les ves un poco las costuras del traje y el maquillaje, es raro que sobrevivan con su mitología", tuvo palabras para Leo Bayard y Eddie Mayo, el primero inspirado en el escritor, político y aventurero André Malraux, y ella, en Lee Miller, musa del surrealismo, fotógrafa y testigo de excepción de la cultura del París de los años treinta. "A Lee Miller la descubrí en una fotografía de guerra. Era bellísima, elegante en la barbarie. Su pasado como modelo, su vida profesional, su madurez, todo en ella me parece interesante. Me habría gustado encontrármela", suspiró con una sonrisa.

Otra mujer que le ha fascinado en esta aventura literaria ha sido Eva Neretva, "una loba valiente, decidida y cruel que caza en territorio hostil", ha dicho de ella la crítica. "Hay dos tipos de mujeres: la que ante el peligro se agarra al vaquero y la que empuña el rifle. Eva es el tipo de mujer que me gusta, la que coje el rifle. Tiene coraje, fanatismo, certeza criminal y seguridad en la causa. Falcó no cree en ninguna causa, no es heroico, al contrario que Eva. Si hay un cuarto Falcó, ella estará seguro", adelantó.

Opinó Llop que una novela como Territorio comanche (1994) "se debería leer en bachiller", y preguntado por si "los libros testimoniales sirven de algo", Pérez-Reverte asintió, "sí, como herramienta. Hay textos que, debidamente iluminados por profesores inteligentes, ecuánimes, con amor por su profesión, son útiles como material de trabajo", como el prólogo de A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales, apuntó.



Volviendo a Sabotaje, el periodista se cuestionó en voz alta si "había diferencias entre un falangista y un comunista de 15 años en la España del 36" y recordó que todo puede depender de "dónde has caído. Mi padre y mi tío lucharon por la República, y mi suegro, que era socialista, lo hizo con los nacionales. El mundo no es tan simple como los tontos nos quieren hacer creer".

Uno de los momentos que dio lugar a más comentarios entre los presentes al encuentro literario sucedió tras afirmar Llop que no entiende "a los que no leen pero tampoco a quienes no escriben nada". El acto de escribir, dijo Pérez-Reverte, "me parece de una vulgaridad tremenda, detesto escribir, lo odio. Escribo por necesidad", aclaró, para acto seguido, dedicar un elogio a su colega: "Somos amigos desde hace veinte años y admiro su elegancia al escribir". Y también a la periodista de este diario que la entrevistó hace unos días, M. Elena Vallés.

De los elogios a los dardos, que los hubo. Uno de ellos fue para "las feministas folclóricas", con las que se enfrenta en Twitter. "Me dicen que soy un machista sin haberse leído una novela mía en su vida", espetó Pérez-Reverte al tiempo que repasó algunas de las protagonistas femeninas de sus novelas, como Adela de Otero, de El maestro de esgrima u Olvido Ferrara, de El pintor de batallas. "Siempre está el mismo tipo de mujer en mis novelas. Hay una mujer que me interesa, en la vida real y en la literatura. Son las fuertes, duras y más inteligentes que los hombres".



Pérez-Reverte, "pesimista" ante el futuro


A sus 67 años y de vuelta de casi todo, Arturo Pérez-Reverte se declara firmemente "pesimista" en lo que respecta a la vida. "No me gusta lo que viene, el futuro al que nuestros hijos y nietos van a tener que hacer frente".

"Soy muy pesimista –añadió–. Leo mucha historia y he viajado, así que ves repetirse los viejos esquemas, la vieja estupidez. Todo ha ocurrido ya, pero es como si lo hubiéramos olvidado y es desolador. España es un lugar enfermo de vileza, siglos de mal gobierno, de Inquisición, de luchas contra el moro, siglos de injusticias y hambre... Todo eso nos ha hecho como somos".

"La inteligencia está proscrita. Seguro que hay niños inteligentes, pero todo está hecho para machacarles", agregó.

Así, recordó que en los años treinta "había esperanza, gente honrada, y aún había ideas por chequear. En aquel tiempo lo vimos todo: el fascismo, comunismo, anarquismo... Ahora no, en este mundo de demolición ya no hay palabras que den esperanza. Yo no hay -ismos. No podemos sacrificarnos por una causa noble. Solo queda refugiarse en la literatura, en los libros". Y ante una pregunta de Llop, contestó: "Sí, tengo un kaláshnikov, pero inutilizado".



En su discurso, recordó que "sin cultura no hay futuro posible" y se lamentó de que estemos "en manos de políticos analfabetos".

"¿Dónde están las elites, los que van a tirar, con potencia intelectual suficiente para arrastrar?", preguntó sin obtener respuesta.

Las últimas palabras de su intervención las dedicó a la Real Academia Española, de la que es miembro desde 2003. Así, reconoció que en los últimos tiempos "ha habido una dirección débil" pero defendió a esta institución argumentando que "la Academia es el cemento que une a los millones de hispanohablantes".

"Ha habido años de bandazos y desprestigio pero ahora hemos cambiado de orientación", prosiguió. "La Academia es algo fundamental. Estamos en un proceso de demolición en España: de la justicia, la sociedad, el sistema de gobierno... Y el español es un elemento fundamental de cohesión. Estoy orgulloso de ser académico", subrayó para, inmediatamente, entregarse durante casi dos horas a atender a sus lectores, la mayoría libros en mano.






https://www.diariodemallorca.es/cultura/2019/01/30/arturo-perez-reverte-pesimista-veo/1387223.html


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