EL RUIDO DE LA CALLE
Falcó y el enigma de Eva
RAÚL DEL POZO 16 oct. 2017 |03:06
Ulises Culebro
Después de intentar sacar a José Antonio de la cárcel de Alicante, Falcó trata, en una nueva aventura, de lograr que el barco del oro del Banco de España pase al control de Franco. Corre el año 1937. En esta nueva andanza del matón -de título Eva-, Arturo Pérez-Reverte eleva a obra maestra el cuento semanal y la novela de quiosco.
La fábula está escrita con la marca del cantero, la precisión del tallador gótico; el autor no usa pluma sino punzón. Su prosa es orfebrería de vocablos de alta precisión, como de artificiero. En cada párrafo se deja la bellota: sus ojos son una cámara de vídeo; su ritmo, el de las manecillas de un reloj; su limpieza, la del filo de una espada. Se identifica con el personaje, le presta su inconsciente. Es que, como comentó Borges, si se escribe una novela con un héroe al que se desprecia, el libro se romperá en mil pedazos. El capitán de Flandes se convierte en un matón de Jerez. Al leer Eva se tiene la impresión de haber visto un filme con interiores rodados en el Gran Hotel de Salamanca, desde cuyo balcón hablaba el caudillo. O de estar en un cabaré con orquestas de negros en el Tánger de los tópicos y las gaviotas.
Lo que más engancha es una peligrosa espía de la NKVD, astuta como la serpiente del paraíso y del partido, que desnuda al chulo de Jerez.
Arturo ha declarado que Falcó no tiene nada que aprender de Bond ni de Smiley, pero su personaje tiene aireLe Carré. Ese autor fue cuidador de elefantes antes que espía del MI5. "¿Qué imaginas que son los espías? -se pregunta-. ¿Sacerdotes, santos y mártires? Son una lamentable procesión de memos, vanidosos, traidores, sádicos, charlatanes, borrachos. Gente que juega a pieles rojas y a cowboys para iluminar sus propias vidas". Falcó es así: patriota de sí mismo, pistola FN Browning 9 mm., cuello de la chaqueta subido hasta las orejas, sombrero gris, peinado hacia atrás con brillantina, trinchera Burberry, gemelos de plata, con tubos de cafiaspirinas (en uno oculta una cápsula de cianuro). Arturo dice: «Puede ser un asesino, un torturador, un sinvergüenza, pero nadie es un hijo de puta perfecto».
Y Eva, la belleza coqueteando con la muerte, "perra bolchevique" dispuesta a morir por la causa. "No me tengas por una de esas burguesitas perdidas entre las filas obreras". Un guerrero, "que sea mujer es lo de menos". Estamos ante una maestra del juego turbio, "casi inhumana", espalda de nadadora, uñas roídas de nicotina. Es Eva la que abrió fuego en la fuga de Falcó la noche de José Antonio Primo de Rivera. «Incluso dormida, desnuda, indefensa, Eva Neretva seguía siendo un enigma».
http://www.elmundo.es/opinion/2017/10/16/59e39c5846163fd2388b4664.html
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