Foro sobre Arturo Pérez-Reverte
Un lugar de encuentro donde "discutir" sobre la obra del escritor Arturo Pérez Reverte

Salva escribió el día 11/05/2016 a las 08:11
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(VIDEO): "Pérez-Reverte y Élmer Mendoza dialogan sobre ficción y crónica negra, esta tarde."





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AMIGOS, CUATES, CARNALES

Pérez Reverte y Élmer Mendoza, escritores y amigos, charlan sobre literatura y narcotráfico en el ciclo Palabra en el tiempo

Juan Diego Quesada
Madrid-12 MAY 2016 - 01:15 CEST




Esta es la historia de una amistad que comenzó en una cantina. Arturo Pérez Reverte preparaba La reina del sur y buscó a un escritor local para que le enseñara Culiacán, la ciudad en la que han nacido los grandes narcos mexicanos. Élmer Mendoza, maestro del lenguaje de la calle, le enseñó las taquerías, los tables, la noche más sórdida, y en esa ruta fueron a parar a un bar de mala muerte. Se llamaba El Quijote. Unos bigotudos que olían a marihuana y revólver los invitaron a tequila, y Élmer, que llevaba tiempo sin beber por prescripción médica, agarró el vaso y se lo bebió de un trago. "Carnal, son las reglas", dijo Élmer. El peligro de que aquellos dos desenfundaran al menor gesto de descortesía y el buen tequila forjó a fuego esta hermandad que todavía perdura.

Estos amigos, cuates, carnales, se volvieron a encontrar ayer en Madrid para charlar sobre literatura y narcotráfico dentro del ciclo Palabra en el tiempo organizado por EL PAÍS y Penguin Random House, a cuento de que este periódico cumple 40 años. Antes de comenzar la charla se abrazaron, se apapacharon como se dice en México, y arriba, en el estrado, lo hicieron con palabras.

Los personajes que han creado los dos en la ficción, el capitán Alatriste y el policía Edgar El Zurdo Mendieta, son dos héroes cansados, a los que les une el hastío. Y la verdad, a veces dolorosa, de que la violencia es un asunto común y corriente cuando las cosas se van de madre.

"La violencia de verdad discurre con absoluta normalidad. Narrada con naturalizad es más potente que la artificiosa. Élmer lo consigue porque es su mundo, es parte de su ADN", dijo Pérez Reverte sobre su amigo, un escritor extraordinario al que los miopes han querido encasillar (sin éxito) como un autor menor de novela negra, cuando en realidad está contando lo que está pasando en México, un país que se desangra. Él solo tuvo que asomarse a la ventana para verlo



Los amigos, cuya conversación moderó el periodista Juan Cruz, también hablaron del Chapo y su tórrida historia con Kate del Castillo, del lenguaje del mexicano común, el que vende en la esquina, el que aparca los coches, que no tiene miedo a desdoblar la palabra, retorcerla, masticarla: pinche, güevon, verdadazo, chafa, naco, chido. Después de la charla los cuartes se fueron a comer a Lucio, donde a buen seguro, si las reglas lo exigían, acabarían brindando con tequila.

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PÉREZ-REVERTE Y ÉLMER MENDOZA DIALOGAN SOBRE FICCIÓN Y CRÓNICA NEGRA

EL PAÍS y Penguin Random House organizan un encuentro abierto al público hoy en el espacio Bertelsmann de Madrid



Bajo el lema "Literatura de verdad" Arturo Pérez-Reverte y Élmer Mendoza, moderados por Juan Cruz, conversarán hoy sobre las relaciones de la ficción con la crónica negra y la crónica histórica. Lo harán a las 19,30 en el Espacio Bertelsmann de Madrid dentro del ciclo Palabra en el tiempo, organizado por EL PAÍS y Penguin Random House.

Reportero de guerra durante dos décadas, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, España, 1951) acaba de reunir en el volumen Todo Alatriste (Alfaguara) las siete entregas de la serie Las aventuras del capitán Alatriste, ambientada en el siglo XVII. El recopilatorio, de casi 1800 páginas, celebra los 20 años transcurridos desde que el famoso espadachín llegara a las librerías. Fue en 1996, seis años antes de que su autor, consagrado ya por superventas como El maestro de esgrima o El club Dumas, publicara La Reina del Sur, una novela sobre el narcotráfico en México que, saltando de la ficción a la realidad, se convirtió hace apenas unos meses en el vínculo entre Joaquín El Chapo Guzmán y la actriz Kate del Castillo, protagonista de la serie de televisión basada en la obra de Pérez-Reverte. Los contactos entre el capo y la artista terminarían con la detención del primero después de su rocambolesca fuga de la cárcel.

El escritor español siempre ha reconocido la influencia que tuvo en la escritura de esa novela la lectura de los libros del mexicano Élmer Mendoza (Culiacán, Sinaloa, 1949), autor de obras como Un asesino solitario o Balas de Plata y referente absoluto de la llamada narcoliteratura. Mendoza presenta estos días España Besar al detective (Literatura Random House), tercera entrega de las peripecias del Zurdo Mendieta, un investigador acostumbrado a lidiar, desde la frontera con Estados Unidos, con los cárteles de la droga y la corrupción policial.

Inaugurado en marzo con una conversación entre Javier Marías y Fernando Savater sobre su papel como lectores, el ciclo Palabra en el tiempo contó en abril con la participación de Almudena Grandes y Santos Juliá, que charlaron sobre novela, historia y memoria. El 7 junio será el turno de la escritora Rosa Montero y del físico y ensayista Jorge Wagensberg, que hablaran de ciencia y ficción moderados por el periodista Javier Sampedro.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/05/10/actualidad/1462902270_274795.html







ÉLMER MENDOZA Y EL ZURDO MENDIETA

03 May 2016 / Arturo Pérez-Reverte



Conocí a Élmer Mendoza hace quince años en Culiacán, Sinaloa, cuando preparaba mi novela La reina del Sur. Acudí a él, recomendado por nuestro común amigo el Batman Güemes –los dos acabaron convertidos en personajes de aquella narconovela–, para que me ayudase a establecer el habla de algunos de mis protagonistas: ese español mexicano, norteño y fronterizo, que en contacto con el gringo se ha convertido, posiblemente, en el habla más potente y creativa de toda la lengua española.

Desde el primer momento, Élmer se mostró como es: generoso y hospitalario. A los diez minutos ya éramos amigos para toda la vida. Pisteamos por cantinas y teibols culichis, bebimos tequila, comimos en la taquería Durango y escuchamos corridos narcos en el mercadito Buelna y en el Don Quijote, rodeados de tipos bigotudos y peligrosos que olían a dólares frescos y a mota de la sierra. Me hice hermano de sangre, de letras y de libros de ese tipazo grande y tranquilo, y esa amistad se ha ido reforzando de modo entrañable hasta el día de hoy. Y si uno vale, dicen, lo que valen sus amigos, debo asegurar que uno de mis mayores orgullos es que alguien como Élmer me llame algo más que amigo. Nos llamamos el uno al otro carnal, que en habla de allá significa hermano. Y ésa no es una simple fórmula social ni una metáfora. No entre nosotros.

Aquel Élmer al que conocí hace una década y media, que empezaba a dar entonces sus primeros pasos en el territorio de la novela, se ha convertido hoy en el patriarca de la literatura norteña mexicana: el más leído, el más respetado y el más querido. Hasta los lectores jóvenes lo siguen con veneración. Él fue el primero en fijar por escrito, de un modo prodigioso, el habla de la franja fronteriza, la atrevida y fértil mezcla de español, inglés y jerga local, el conversar de los campesinos de la sierra, de los narcos, de los humildes y los cultos, todo revuelto, que produce un caudal lingüístico de una osadía creativa y de una riqueza incomparables; hasta el punto de que las novelas de Élmer pueden leerse, si uno se lo propone, de dos maneras distintas y no por eso incompatibles: disfrutando con la trama, o zambulléndose con gozo lector en el caudaloso río de palabras, de increíbles recursos, de brillantes hallazgos que las recorre de principio a fin, con una audacia narrativa y un desprecio al peligro literario que estremecen a cualquier lector –y más si también es escritor y conoce los mecanismos– consciente de lo complicado que es poner en pie semejante estructura, semejante sintaxis, semejante novela.



Ahora sale otra, por suerte para quienes leemos a Élmer con devoción. Se trata de una nueva entrega, tan deslumbrante como las anteriores, de la serie policial del zurdo Edgar Mendieta –que el propio Élmer retrató en Zenda–: un detective sinaloense al que presentó en Balas de plata, volvió a recurrir a él en La prueba del ácido y Nombre de perro, y que ahora regresa con Besar al detective. Acción, narcos, balazos, problemas personales, familia conflictiva y un montón de cosas más que se ensamblan en una narración milagrosamente bien orquestada, quizá dura de leer para el lector no mexicano, pero que gratifica de modo extraordinario a quien conoce las claves o logra, cosa nada difícil, adaptarse a ellas:


“Es una emboscada, exclamó Samantha Valdés adrenalizada al cien. Pásenme un fierro, plebes. El Chóper le acercó un Cuerno, a su vez bajó el cristal blindado y disparó el suyo, ella procedió igual. Señora, espere, sugirió el Diablo. Hay que salir de aquí antes de que nos llegue la lumbre”.

(…)“Le metió seis tiros en el pecho. La mujer que lo acompañaba alzó las manos y bajó los ojos indicando que no era de su incumbencia y él la respetó”.

(…)“Mendieta interrogó a una mujer de mirada glauca que no lloraba ni alteraba la voz; pensaba que si hubiera sido delincuente le habría gustado una madre así: fría y definitiva”.

(…)“Es absurdo morir de estrés cuando se podría morir tranquilamente de un balazo”.

(…)“¿Realmente debo pagar por el delito que cometí? ¿Hay algún mexicano que no deba algo a la justicia? Levanten la mano”.

(…)“Las calles de la ciudad se hallaban inquietas; policías y delincuentes circulaban esperando que algo ocurriera. No sabían quién, pero alguien debía dar la orden y entonces sí, a matarse como Dios manda. Mientras tanto, intercambiaban miradas y saludos, seguros de que nunca habían estado tan cerca del infierno”.



Así es Besar al detective. O de esa manera está escrita. Ésos son fragmentos de la última novela de mi amigo Élmer Mendoza. Intensos y duros como un narcocorrido. Como su literatura. Una fiesta mexicana de acción y palabras. Si después de cuanto acabo de contarles se la pierden, será bajo su exclusiva responsabilidad. Como dicen por allá, el que avisa no es culebra.

_______

Título: Besar al detective. Autor: Élmer Mendoza. Editorial: Literatura Random House. Páginas: 254. Ediciones: Papel y ebook

http://www.zendalibros.com/elmer-mendoza-zurdo-mendieta/











ÉLMER MENDOZA Y ARTURO PÉREZ-REVERTE CON LOS TIGRES DEL NORTE, DÁNDOLO TODO ;-)



http://www.icorso.com/hemeroteca/tigres.htm




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