"CON ZARPAS DE FIERA"
por Óscar Lobato
Fotos: Ramón Aguilar
El Grupo de Caballería de Reconocimiento de la Legión se adiestra en misiones de guerra híbrida.
"Los soldados ganan las batallas y sus generales, la fama". El irónico aserto de Napoleón retrata bien la destreza con que los miembros del Grupo de Caballería de Reconocimiento (GCRECO) Reyes Católicos de la Legión afrontan ahora un duro supuesto táctico.
Ante ellos, kilómetro y medio de nava, árida y desnuda, que deben atravesar para subir un teso, cuya meseta aloja su objetivo: una construcción en piedra. Dentro está retenido un líder social aliado. Todo ese valle luce atrozmente baldío. Malditamente despejado. Una invitación al enemigo, para machacarte a placer.
Pero, hay que rescatar al rehén. Y ahí va la Legión. O, más concretamente, su Grupo de Caballería de Reconocimiento. Si la suerte hiere con zarpas de fiera, como cantaba el cuplé devenido en oda castrense; el GCRECO, las zarpas de una fiera llamada Legión, enfila ya la senda de Marte.
"Básicamente, actuamos como cuarta unidad de maniobra de la brigada -refiere el comandante Fernando Fernández López, jefe de la sección de Inteligencia del GCRECO-. Sin embargo, uno de nuestros cometidos es brindar seguridad a los otros tres tercios (batallones legionarios). Debemos proporcionarles espacio y tiempo, para llegar lo más intactos posible al combate. Les cubrimos la vanguardia, los flancos, o la retaguardia; según determinen las circunstancias. Nos ocupamos además de explorar y realizar los reconocimientos previos, reuniendo información sobre fuerzas y capacidades enemigas; o analizando itinerarios y zonas de desplazamiento. En combate, actuamos como otro tercio más, aunque con capacidad NBQ-R y artillera, gracias a nuestros vehículos propios".
El Grupo de Caballería de Reconocimiento, bajo mando del teniente coronel Guillermo García del Barrio Díez es, en efecto, una potente unidad con alta movilidad. Su origen data de 1925, cuando el Tercio de Marruecos constituyera un escuadrón de caballería. Sin embargo, esa imagen de legionarios a caballo pasó tan desconocida al gran público, como hoy resultan los ágiles blindados del GCRECO.
Una capacidad de desplazamiento apabullante. El comandante Fernández brinda explicaciones a los periodistas, dentro de un URO-VAMTAC, (Vehículo de Alta Movilidad Táctica), que el legionario Antonio Jesús Nieto pilota, a casi 100 kms/h y campo a través, siguiendo las roderas dejadas por uno de los VEC (Vehículo de Exploración de Caballería) de la oleada de asalto.
La destreza del conductor mantiene al Uro dentro de los relejes, como un tren sobre los rieles de la vía, logrando confundirlo con el paisaje lo más posible. Algo muy útil, si las cosas se tuercen. Como reza otro cínico aforismo: "El trabajo en equipo es esencial; brinda al enemigo otros blancos sobre los que disparar".
Minutos antes, en el punto de reunión y municionamiento previo a la línea de partida, el teniente Félix García, jefe de este escuadrón de blindados de reconocimiento, detalla el plan del ataque.
Se ejecutará en saltos alternativos, con dos VRCC-Centauro (Vehículo de Reconocimiento de Combate de Caballería), cubriendo los flancos gracias a sus cañones de 105 mm. El centro del despliegue queda para los VEC (Vehículo de Exploración de Caballería), con sus cañones de 25 mm y sus dotaciones de exploradores. Algo más atrás, galopa un BMR PM-120 (Blindado Medio de Ruedas Porta Morteros de 120 mm), cuya tripulación y granaderos conjurarán toda amenaza pesada. Los dos Uro del pelotón de vigilancia quedan libres de moverse a cualquier parte del escenario donde sea preciso.
La dotación del BMR porta-morteros es la primera en hacer fuego. Desde las alturas de una serranía, al Este, llueven contundentes disparos sobre el despliegue. El blindado frena y, por su portalón trasero, saltan dos legionarios armados con sendos lanzadores C-90. Ambos granaderos corren, raudos, hacia el lugar del ataque. Tras avanzar unos veinte metros, hincan una rodilla en tierra, afianzan sus lanzacohetes y afinan puntería. Al unísono, las granadas autopropulsadas vuelan hacia el jorfe que cobija a la amenaza. Un segundo después, ambos proyectiles explosionan, estremeciendo cielo, tierra y rocas. Lo que se resguardara allí, ha debido quedar bastante maltrecho... Si queda.
Al extremo opuesto del valle, el Centauro de mando destaca a un par de francotiradores, los legionarios Jesús Morales e Iván Segovia, para acechar el objetivo desde las alturas y apoyar con su potente fusil Barrett, el avance de las fuerzas del CGRECO. Unos uniformados que se lanzan ya al asalto, saliendo de los VCE blindados para topar con un duro fuego de oposición.
Los exploradores del Grupo de Caballería son de una forja especial. En perfecta sincronia bélica, damas y caballeros legionarios se alzan, avanzan, se cubren y contestan al fuego adversario, avanzado por binomios. Tras cada progresión, se arrojan al suelo, erizado de feroces abrojos. Unas plantas que el extremo calor y la sequía transforman en manguales de púas, que traspasan el uniforme e hieren la carne.
Indiferentes al sufrimiento, los exploradores arrojan hasta cuatro granadas hacia las posiciones adversarias, rompiendo la cohesión. Llega la fase de asalto.
Cinco fusileros avanzan hacia la construcción "haciendo la goma" (formación en línea donde cada uno cubre con su arma un sector de fuego distinto, mientras se estiran y agrupan a tenor de lo abrupto del terreno). Tras penetrar en el recinto, dan con el prisionero, le rescatan y le ponen a salvo dentro de uno de los VEC.
A medio kilómetro de ese punto, el sargento primero Jesus Sacristan instruye a dos de equipos de sus francotiradores, compuestos por el cabo 1ª Antonio de la Fuente y los legionarios Ramón Herrera, Cristian Galvez y Mariano Padilla. Los tiradores de élite siempre actúan por parejas, intercambiándose sus integrantes los cometidos de tirador y observador.
Su capacidad queda acreditada de sobra cuando el cabo De la Fuente y el legionario Herrera, aciertan con un disparo de su Barrett a un blanco, medio oculto tras un repecho, a más de 800 metros de distancia.
Cambio de misión y de emplazamiento. Ahora toca un supuesto de "guerra híbrida", en un poblado cuidadosamente reconstruido en la vaguada de un arroyo. La recreación es tan exacta que letreros, señales de tráfico y matrículas de coches aparcados, aparecen escritas con caracteres árabes. La mimetización se logra a partir de fotos captadas sobre escenarios reales al Sur de Malí. Un país donde, a partir de enero de 2015, los legionarios andaluces volverán a desplegarse en otra nueva misión, junto a sus homólogos franceses.
Los integristas malienses de Boko Haram son, precisamente, un claro ejemplo de rival en "guerra híbrida". Sus acciones contra fuerzas de pacificación internacionales suelen ejecutarlas, camuflándose entre población civil de los municipios
"En este poblado puede haber elementos hostiles -explica el capitán Javier Aldea, jefe del 1º Escuadrón de Reconocimiento-. Por eso, los Centauro controlarán las alturas, mientras los VEC y sus exploradores reconocerán las calles y casas. Si abren fuego, se responderá".
"Lobezno, aquí Esparta: avanzar", la voz de la teniente Silvia Pimentel, al mando del dispositivo, tiene una dicción agradable, clara, precisa. Se diría casi de presentadora de televisión.
A su orden, los legionarios descienden por el camino hacia el asentamiento con los fusiles prevenidos. Reconocen el vado de acceso, comprueban que no ha sido minado con artefactos explosivos improvisados y pasan la señal de "limpio". Los dos blindados VEC descienden, cada uno por un lado, mientras sus legionarios registran las viviendas. En dos de las casas, se suceden ráfagas de disparos. Sin embargo, el resto de la aldea se mantiene en calma y la misión concluye tres cuarto de horas después, sin que hayan de lamentarse bajas propia".
No hay tiempo para el descanso. Los legionarios del Grupo de Caballería de Reconocimiento Reyes Católicos tienen una cita pendiente con la cara más cruda del Sahel. Y por eso, también la brigada entera de la Legión está en operatividad máxima.
http://www.malagahoy.es/article/malaga/1911557/con/zarpas/fiera.html
http://www.diariodecadiz.es/article/andalucia/1911557/con/zarpas/fiera.html
http://www.diariodesevilla.es/article/andalucia/1911557/con/zarpas/fiera.html
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Y aprovechamos para felicitar a nuestro amigo Óscar Lobato:
"Óscar Lobato gaditano del Año"
El Ateneo de Cádiz da a conocer sus premios Gaditanos del Año
El Ateneo de Cádiz entregará el 28 de noviembre a las 20.00 horas en el Salón de Actos de la Facultad de Medicina sus premios Gaditanos del Año correspondientes a 2014. El jurado ha concedido el premio de Derechos Humanos al voluntariado del Hospital Puerta del Mar de la AECC (Asociación Española contra el Cáncer); el de Deportes al Club Náutico Elcano; el Humanístico a Enrique Maestre; el Literario a Óscar Lobato; el Empresarial a Gianni Campo, propietario del Salón Heladería Los Italianos; el Artístico a Lola Montero; el Científico al Real Observatorio de la Armada; el Taurino a Juan Manuel García Candón; el de Carnaval al Bar Los Pabellones; y el de Flamenco a Paco Cepero.
El jurado, presidido por Ignacio Moreno, estuvo compuesto por Pedro Payán Sotomayor, Vicente Mira Gutiérrez, Juan Antonio Macías Gutiérrez, Carlos Gutiérrez García de Velasco, José Almenara Barrios, José Ramón Pérez Díaz-Alersi, Hans Josef Hartz y Luis Gonzalo González, actuando como secretario Francisco Glicerio Conde Mora.
http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/1899512/ateneo/cadiz/da/conocer/sus/premios/gaditanos/ano.html
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