Muchos somos los que esperamos, por diferentes circunstacias: laborales, sociales, familiares, sanitarias y un largo etc. a que llegue un periodista valiente que zampe en titulares de portada ése problema que nos atormenta, que sufrimos y al que nos someten con silencio. Pero, lamentablemente, ese día nunca llega. Estamos sometidos yo diría que hasta humillados. Discrecionalidad técnica, ¡que gran palabro!. Ni la ilusión de que un día, un periodista digno e impetiuso, llegue y empatice con lo tuyo, con lo nuestro, puede paliar la tristeza de que esto no tiene arreglo.
Mi libertad solo reside en los petisús. Y hoy, son para el Jefe. |