Sobre mortadelos
y filemones
Lo que no paso ni harto de Jumilla es el desperdicio de tanto talento bajo la plantilla prefabricada del fulano de turno que os juro que se ha metido en esto sin mucho discernimiento.
Vamos, compadres, que puestos a sacar a relucir la toledana para poner a parir a esta España de capa caída y leyenda negra, a esta España que ya no es ni una, sino 17 y que, si me apuran, es patria extranjera para muchos, lo menos que hay que tener es una pluma propia, más educada y exquisita o más cojonera y tocapelotas, da lo mismo, porque mientras no estén vendidas una es tan digna como la otra.
Para dedicarle un epitafio digno a ese pobre hermano de fatigas que se quedó tieso en la calle mientras la Maribel de turno le comentaba a su Carmina qué fuerte le parecía lo de su vecina, qué mal está la barriada últimamente.Así, en ayunas. O sea.Y mientras al bendito no lo dejan ni descansar en paz con las obras del cementerio.Y allí estará, cagándose en todos nuestros muertos más frescos a caballo, en una tumba con recalos al final del cuarto pasillo.Al fondo, a la derecha. Para levantar el acero en defensa de nuestra Historia,ésa que escribieron tantos hombres con sudor,sangre y lágrimas; ésa que es nuestro legado, nuestro tesoro y nuestra vida.
Para
tener tres pares bien puestos y decir las cosas como son no es necesario
imitar a nadie porque, al fin y al cabo, todos sabemos decir las cosas
a la cara, sin traiciones, ni cuchilladas a la espalda. Y eso. Felicidades
a todos, que lo hacéis francamente bien.