Carta breve
Setiembre de 1995
Hola tío:
¿Qué tal?
Joder, yo que jamás
había escrito una carta a nadie...; ya la puedes enmarcar para la
posteridad.
En realidad, es para despedirme, me acaban de venir a buscar esos hijos de puta: tengo tantas ganas de volver a hacer la mili como tú de ir a currar a ese antro de muerte en el que estás.
Pero bueno, ya sin coñas y de verdad: joder tío, que la guerra no es lo mío, que yo soy un buen chaval. Además, como voy a luchar contra un tío que de pequeño fue conmigo al cole y además está casado con mi hermana. Si a mí todo esto me da igual.
Y no es que la patria no me importe, no hombre, tampoco es eso, faltaría más. Pero, ¿qué voy a hacer yo allí? Si yo no pinto nada, ni siquiera sé matar...
Me cago en..., por qué cojones no me habré largado con mi primo a Alemania antes de que empezara toda esta historia, o mejor dicho toda esta histeria. Pero si es que tampoco sirvo para eso, ni para escapar sirvo; para eso hay que tener un par.
Ya de nada sirve lamentarse: lo no hecho no hecho está. Pero es que me jode tanto que me vengan a buscar esos cabrones.
Y qué va a hacer mi madre sola, ya sabes que a mi padre se lo cargaron el año pasado: él tenía tantas ganas de meterse en esta farsa como yo; al fin y al cabo, él ni siquiera era de aquí, era alemán, y si yo no entiendo nada qué podía entender él si esto de la patria se la traía floja.
Aunque bien pensado, por
otra parte, mejor morir por la patria como un héroe ante los
colegas que no que me dejen frito en la calle como a un perro, o mientras
tomo algo en un bar. Además, eso de tirar tiros tiene que ser una
chorrada, cualquiera con un solo brazo puede manejar un chisme de esos
¿no? Pues ya está. Venga, decidido: no me pienso esconder
ni un día más; ahora mismo voy yo a buscar a esos cabrones
y que me movilicen de una puta vez.
Al menos es algo que he
decidido por mí mismo voluntariamente y puedo afirmar dignamente
que esos cabrones no me han obligado a nada: que se jodan.
Pues eso, lo dicho, me despido ya.
Nos veremos cuando acabe esta guerra o si no, nos veremos en el infierno que aquí de eso no se libra ni Dios.
Ciao tío.
Carta a uno mismo.
Desde setiembre de 1991 las autoridades servias han
movilizado a la población civil entre 18 y 50 años. Las bajas
han sido innumerables. Hoy en día, casi diez años después,
siguen las movilizaciones.
Nis, Yugoslavia.