Odio el maldito concurso
Pues si señores, el abajo firmante está hasta las mismísimas narices de darle vueltas al asunto, de buscar algún maldito tema aun virgen, y sobretodo de esperar a que la maldita musa, tenga hoy parada en mi domicilio habitual. Pero eso sí, más por vergüenza torera y por miedo a ser tachado de cobarde y gallina, voy a darle bola al maldito concurso.
Empezaré anunciando de forma pública mi profundo odio al inventor del asunto. Sí, Sr. Pi, no escurra usted el bulto. Que con malas artes y apelando al orgullo, nos hicisteis embarcarnos en una empresa de la que más de uno saldrá esquilado y con el ego propio por los suelos. Claro, os lanzasteis al reclutamiento de tropas, diciendo que necesitabais gente valiente, y en este foro de piratas, donde desde el primero al último estamos siempre esperando el grito ese, de ¡Al Abordaje!, Vamos y nos apuntamos pensando, en que una vez ya conquistado el foro del perro inglés, ahora lo suyo sería una razzia contra el foro de Benet, Porcell, o de algún otro juntaletras de este calibre. Y en eso que estoy afilando mi sable de abordaje, cuando aparece un mensaje diciendo que la gloriosa empresa de marras, es un concurso literario... Las maldiciones, los por vida de, los votos a dios y al chápiro verde resonaron por mis aposentos, y el nombre de maese Filemón viose rodeado del más infame conjunto de adjetivos calificativos, apelando a sus malas artes de vendedor ambulante y de sargento captador de futuros lejías.
Y en plena tarea difamatoria y ya con espumarajos en la boca, me doy cuenta que los salvajes piratas del foro, empiezan a guardar sus machetes y pistolones, y sacando de no sé dónde una pluma y un tintero, empiezan a parir artículos a una velocidad, que la faena es del que suscribe para llevar al día todo lo publicado. Además cada vez que uno de los piratas expone su articulo el resto corre a darle la enhorabuena y a darle palmaditas en la espalda. Mientras yo sigo en mis aposentos repasando el santoral desde san Apapucio a San Zenón, diciéndome que los va a felicitar su prima la gorda, que lo mío es pura envidia cochina, y me niego a felicitar a todo aquel que me dé las mías y las de pulpo, aunque sea jugando a los chinos...
Pero claro, como buen pirata el orgullo me sale hasta por las orejas, y mi imagen de aguerrido y audaz, no puedeverse manchada con esa afrenta de tener que llevar tatuado en mi pecho el nombre de ratón el resto de mis días. Y tampoco me gustaría que a partir del día de hoy, dejara de ser bienvenido en las tabernas del puerto donde se trasiega ron a espuertas. Así que armándome de valor, y con bastante inconsciencia por mi parte, me pongo a los pies de los caballos, con la singular historia de la banda de piratas que decidió cambiar el trabuco por la pluma, y de cómo al final fueron mejores escribanos que piratas.
Ahora
eso sí, maese Filemón, ojalá las llamas del infierno
lo consuman y le hagan pagar cara su invención, y como penitencia
le impongan tener que convencer a nuestro amado presidente Aznar, de que
nos cuelgue en el foro su trabajada y desconocida poesía. Solo así
podría olvidar y perdonar semejante afrenta