“Mi
obra es un alegato contra la estupidez” |
Miércoles, 05 de abril de 2006
Pérez-Reverte dice que en 'El pintor de batallas' "hasta lo real
es falso"
El ser humano es un hijo de puta, y negar eso es el principio del engaño", sostiene Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) a propósito de la vida. El afamado escritor estuvo ayer en Murcia, no para presentar 'El pintor de batallas' -"por suerte estoy terminando la campaña", suspira-, sino para "dar las gracias y venir a veros", dice a los periodistas congregados en la cafetería La Muralla, donde el literato diserta en voz alta de sus pareceres.
Sobre la novela -que sus editores definen como "turbadora historia" que mana de "la compleja geometría del caos del siglo XXI"-, el cartagenero reconoce que "tenía la incertidumbre de quien hace un libro con un registro diferente, y pensé que sería menos acogido que los otros, que iba a vender mucho menos. Pero estoy satisfecho". En cuanto a la trama -en una torre junto al Mediterráneo, el fotógrafo Andrés Faulques trata de pintar la foto que nunca pudo hacer-, el autor confiesa que "hasta lo que es real en esta novela es falso".
Escribir, explica, "es un intento ambicioso, complejo, doloroso, de explicar el mundo, de convertir pesadillas en fantasmas". En este sentido, Arturo Pérez-Reverte considera que "un fantasma es como una compañía, como un viejo amigo, es tolerable, no duele".
'El pintor de batallas', además, "es una novela sobre el consuelo", afirma su autor, a lo que añade que "lo que no puedo, a estas alturas, es pensar que Paulo Coelho va a salvar al mundo. El mundo está muy mal, y la gente cada vez menos preparada para sobrevivir". A juicio del escritor, "el mundo es un lugar peligroso e injusto, con una regla cósmica malvada que hace que la felicidad se vea truncada por un semáforo en rojo o por un tsunami".
La pretensión del cartagenero, materializar "una obra que es un alegato contra la estupidez", ya que "cuando olvidamos el dolor nos volvemos idiotas, nos volvemos carne de tsunami". "Yo quiero ser el que no grita cuando se cae el avión", subraya, "porque, si me subo al avión, me arriesgo a que se caiga".
Preguntado por cuál sería el consuelo para tanto pesimismo, Pérez-Reverte especifica que "en la biblioteca tengo 17.000 libros, y luego tengo el Mar Mediterráneo", así que "los consuelos no se van a acabar". "Luego me llegará la enfermedad, el alzheimer, y que me quiten lo 'bailao'; al final es una cuestión de lucidez, y eso no lo eliges, la vida te hace lúcido", puntualiza el autor de 'Territorio comanche'.
Insoportable lucidez
En la misma línea, el literato comenta que "hay cosas que, si las analizas con lucidez, son insoportables. Pero si lees, si piensas, si reflexionas y escribes, no es que lo cambies, pero al menos comprendes y puedes vivir con ello", recalca.
"El tsunami, Troya, llegarán, siempre llegan", tiene claro el cartagenero, quien lamenta que "lo terrible es que la lección del 11-S no sirvió para nada".
Preguntado por qué sintió cuando murió Milosevic, Arturo Pérez-Reverte asevera que "me hubiera gustado matarlo a mí personalmente", al tiempo que destaca que "tenía que haber muerto de otra manera, no tan cómodamente". "Un hijo de puta menos", sentencia.
Respecto a sus proyectos, el escritor prepara la sexta entrega de las aventuras de Alatriste, lo que para él implica "un respiro intelectual que me doy". Al manejar un estilo "clásico, ortodoxo y canónico, me lo estoy pasando muy bien", indica.
'El pintor de batallas' es una novela de más de 300 páginas, editada por Alfaguara, que salió a la venta el pasado 1 de marzo y de la que ya se han vendido más de 200.000 ejemplares, por lo que la editora prepara la segunda edición del libro. Entre las sentencias que el autor de obras como 'Cachito' y 'La carta esférica' deja caer en éste, su último trabajo, se encuentra la que dice que "nadie puede esquivar su destino. No hay salida, pero hay consuelos". Para Pérez-Reverte, la cultura es la verdadera redentora de un mundo marcado por el pesimismo.