Pérez-Reverte
se refugia en la cultura como mecanismo de compensación. |
Lunes, 03 de abril de 2006
Pérez-Reverte se refugia en la cultura como mecanismo de compensación para "ser el que no grita cuando se cae el avión"
Expone el horror de la realidad cotidiana en su novela 'El pintor de batallas'
El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte reconoció hoy que quiere "ser el que no grita cuando se cae el avión" lo que, a su juicio, se logra teniendo la cultura como "mecanismo de compensación" para "convertir las pesadillas en fantasmas".
Así se pronunció hoy el autor, en la que fue su última rueda de prensa promocional, sobre su novela 'El pintor de batallas' (Alfaguara), que desde que salió al mercado el pasado 1 de marzo ha superado los 200.000 ejemplares vendidos y está ya en segunda edición.
"Es un intento ambicioso de explicar el mundo", describió Pérez Reverte, quien negó que se trate de una obra pesimista, aunque sí de una "novela como consuelo". Y es que en 'El pintor de batallas' se muestra el horror cotidiano de la vida real a través de la mirada de un fotógrafo, Andrés Faulques, que decide sustituir la cámara por los pinceles.
El escritor considera que "el mundo es una trampa peligrosa en la que la gente está cada vez menos preparada para vivir", pues "es injusto", ya que cuando las cosas parecen ir bien hay una "regla cósmica" por la que al final todo se tuerce. "El mundo está mal desde su origen, no por el hombre", agregó.
En este entorno la palabra "cultura" se convierte en esencial. "Sólo a través de ella se puede soportar ese dolor. La cultura permite que el hombre intelectualice el horror que forma parte de su vida", explicó.
El vehículo para conseguir este objetivo ha sido la pintura, que en este libro es el "elemento simbólico" por el que se visualiza la acción de la novela y que ayuda a Pérez-Reverte a narrar los hechos. Andrés Faulques, un antiguo fotógrafo de guerra, pinta un gran fresco circular (el paisaje intemporal de una batalla) en la pared de una torre junto al Mediterráneo en busca de la foto que nunca pudo hacer. Lo acompañan en la tarea un rostro que regresa del pasado para cobrar una deuda mortal (Ivo Markovic) y la sombra de una mujer desaparecida diez años atrás (Olvido Ferrara).
Arturo Pérez-Reverte se refirió a varias de sus experiencias siendo reportero durante la Guerra de los Balcanes, tras lo que afirmó que "lo de los buenos y los malos es relativo". "Somos cómplices y tan malos como cualquiera", remachó el autor, para quien "el ser humano es un hijo de puta y eso es una certeza absoluta".
Precisamente, al ser preguntado sobre la muerte del ex presidente serbio, Slodoban Milosevic, acusado de genocidio y crímenes contra la humanidad por el Tribunal de La Haya, en cuya prisión falleció por un fallo cardiaco, afirmó: "Me habría gustado hacerlo a mí. Se me escapó. Un hijo de puta menos".
No obstante, lamentó que "haya sido así, pues me hubiera gustado otra muerte, no tan cómoda". En su opinión, éste y otros criminales de guerra "lo pagan un ratito nada más", como los políticos corruptos que "pasan seis meses en la cárcel y después a vivir de lo que han robado".
¿AL CINE?.
Sobre la posibilidad de que 'El pintor de batallas' sea llevada al cine, Pérez-Reverte indicó que "si dejo que lo hagan, es porque creo que merece la pena", aunque reconoció que "nunca estoy contento con el cine, mi me hago ilusiones; es un complemento". Tampoco soltó prenda sobre si podría protagonizarla Carmelo Gómez, a quien se refirió como "un amigo mío y es jugar en casa. E Inmanol [Arias] también".
Finalmente, Pérez-Reverte indicó que aunque ya ha visto un primer montaje de 'Alatriste' y "está muy bien" pues es "extraordinario", su novela "es otra cosa". "Lo asumo, pero es divertido", concluyó.
Pérez-Reverte conversará esta tarde, a las 20.00 horas, sobre 'El pintor de batallas' con su amigo Pepe Perona, en una presentación abierta al público que tendrá lugar en el salón de actos de Cajamurcia, en la calle Puerta Nueva de Cartagena, su ciudad natal.