La
batalla literaria de Reverte |
Miércoles, 22 de marzo de 2006
Almudena Doña
/ foto: Esteban
Como si de una tertulia en el cafe Gijón se tratara, Arturo Pérez-Reverte presentó ayer entre dos amigos escritores su último libro. En el marco incomparable de la bodega González Byass, el autor cartagenero habló de su novela El pintor de batallas, junto al también novelista Juan Eslava Galán y el profesor universitario y escritor Rafael de Cozas. De reciente estreno, el escrito tiene como eje central a dos personajes fundamentales, un fotógrafo experto en escenarios de guerras y desastres, y un soldado que vuelve a él al cabo del tiempo reclamando venganza por una de sus fotografías, en la que se veía retratado, y cuya publicación le cambió por completo la vida.
Tanto Eslava Galán como De Cozas han coincidido en asegurar que se trata de una novela distinta, algo alejada de lo que ha publicado hasta ahora Pérez-Reverte. El primero de ellos da un paso más afirmando con rotundidad que es “la mejor novela de Arturo, irrepetible”. Una de las prinicipales características de la misma, según sus colegas, radica en que no se puede leer de corrido, sino que lleva a la reflexión y a la lectura una y otra vez las mismas ideas, profundizando en ellas. “Algo - confiesa De Cozas - que yo no había hecho hasta ahora”. Eslava, por su parte, apostilla que “una novela es eficaz porque después de leerla te quedas colgado durante un tiempo. Yo he leído veinte veces el final y me ha estado revisitando”.
juego entre víctima y asesino
Aunque el argumento del libro, en un primer momento, resulta sencillo, la trama, como explican los compañeros de Rerverte, se va complicando por momentos, ya que “te preguntas continuamente cómo se resolverá el diálogo entre un futuro asesino y su asesinado”. Dado que, efectivamente, el soldado vuelve para matar al fotográfo, por aquella instantánea que marcó su vida. El ambiente que se recrea es el del horror de la guerra, algo que sin duda el autor domina a la perfección, gracias a sus veintiún años como reportero de guerra. Por ello, a veces es difícil desvincular su trayectoria vital con la de su obra, aunque Pérez-Reverte ha querido dejar claro que no se trata en ningún momento de una autobiografía, sino de “una forma de darle realidad recurriendo a elementos de mi vida”. El protagonista de la obra, que durante muchos años había sido fotógrafo, se encuentra pintando un cuadro en el momento en el que es visitado por el soldado. Reverte aprovecha la ocasión para alabar el arte pictórico antiguo, poniendo de manifiesto que hoy en día, ya no tiene validez el dicho de “una imagen vale más que mil palabras”.
“Hoy todo lo hemos frivolizado, por eso recurro a los pintores antiguos, medievales, que no están desvirtuados”. De esta forma, el autor hace hincapié en el horror como algo natural de la vida, basándose en el cuadro El triunfo de la muerte,, de Brueghel. En esta línea, precisamente, se expresa confesando que para él había supuesto un verdadero problema moral el escribir este libro, “ya que me pregunto hasta qué punto debemos tener compasión. Con hechos como las Torres Gemelas, por ejemplo, la gente se horrorizaba, cuando yo me he llevado veintiún años contando que veía tirarse a muchas personas por las ventanas. Además, siempre ha habido tsunamis, lo que pasa es que ahora hay a pie de playa hoteles de cinco estrellas que antes no había”.
En lo referente a la cultura, también quiso el autor advertir la escasa preparación de los jóvenes a la hora de enfrentarse a la vida que les espera, argumentando que a él sus padres, durante su juventud, le hicieron leer a clásicos como Homero o Genofonte. “¿Qué pasa con los jóvenes de ahora, hasta qué punto los echamos a territorio enemigo sin armarles?. Tenemos recursos para ayudar a comprender y a consolarse, pero estos chicos salen ahora sin referencias, aunque qué se puede esperar teniendo además unos políticos analfabetos”.
Así, en su línea, Pérez-Reverte habló de literatura, aunque haciendo gala de su habitual mordacidad, para no dejar títere con cabeza.
No se puede obviar la figura de
Olvido
APORTE FEMENINO Aunque se nombró en menor medida, los escritores coincidieron en destacar el papel de Olvido, la protagonista femenina de la obra. Muerta desde un principio, sin embargo supone un eslabón fundamental para recrear y comprender las vidas de los dos personajes masculinos a lo largo de toda la historia.
El elenco municipal al completo
ALCALDESA Y OPOSICIÓN El salón de Los Apóstoles se encontraba repleto de gente dispuesta a disfrutar durante una hora de la verborrea de los tres afamados escritores. Entre la multitud, rostros destacados como el de la alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, el delegado municipal de Cultura, Julián Gutiérrez o la portavoz local del Partido Popular, María José García Pelayo.
Fans esperando la firma de su libro
RÚBRICAS Y FOTOS Muchos de los asistentes aprovecharon el momento y esperaron pacientemente a que Arturo Pérez-Reverte acabara la presentación, con el fin de acercarse al escritor para que les firmara algún ejemplar de su último libro. El autor, además, no tuvo inconveniente en fotografiarse sonriente con los fans que así se lo pidieron de forma expresa.
Una amistad más que evidente
GUIÑOS Entre fino y fino, ofrecido por la bodega González Byass, el colegueo que se dejaba entrever entre los escritores era más que evidente. En otras muchas ocasiones se han unido los tres para presentar el libro de alguno de ellos. Esta vez, eran llamativos los apuntes de Rafael de Cozas, que a cada comentario de Reverte exclamaba “¡cuidado, no vayas a adelantar el final!”.