“En
España nunca tendremos ministros de Cultura responsables y cultos” |
El autor publica la séptima entrega de la
serie Alatriste, 'El Puente de los asesinos,
ambientada en Venecia
Libros | 26/10/2011 - 13:36h
Madrid. (EUROPA
PRESS). - Tras cinco años de ausencia, el amargo Capitán Alatriste,
el narrador, ya no tan joven, Íñigo Balboa, el
maestro Francisco de Quevedo y un puñado de viejos amigos y también algunos
enemigos, como el malvado Gualterio Malatesta, regresan a la letra impresa en El Puente de los
Asesinos de la mano de Arturo Pérez-Reverte.
Este año la saga
Alatriste celebra su 15 aniversario y Peréz-Reverte repasa los males del Siglo de Oro y de
nuestro país. "El peor mal de la humanidad, y de España en particular, es
la estupidez aliada con el poder y la arrogancia, y de esto tenemos ejemplos
diarios desde hace décadas", alega el autor. ¿Y cómo se lucha contra
ello?, le preguntamos, "con educación y con ministros de Cultura
responsables y cultos que es lo que no tendremos nunca en España, ministros que
piensen en las generaciones futuras y no en los votos de dentro de dos
años".
Y hablando de
años, ya han pasado 15 años desde la primera aventura de la serie, y su autor
siente que ambos envejecen y evolucionan con el paso del tiempo. "Yo he
ido evolucionando, mi mirada cambia, se hace mas cansada, y Alatriste
acusa los efectos del paso del tiempo en mi. Él me ayuda a reflexionar sobre mi
situación personal y entonces se produce una mutua interacción que es muy
educativa e interesante para mí y muy útil para el personaje", explica en
una entrevista con Europa Press.
"Los dos
nos estamos beneficiando de envejecer", reconoce Pérez Reverte, quien
asegura que una de las lecciones aprendidas del viejo espadachín es que a veces
es más importante "el consuelo que la solución". Soledades, fracasos,
derrotas y conflictos difíciles de resolver aparecen también en esta séptima
entrega ambientada en Venecia y que muestra una España de cancillerías y de espías,
de mundos turbios y de conspiraciones, sin olvidar las derrotas.
"En la peor
de las derrotas puedes reunir los restos del naufragio y hacer baluartes para
sobrevivir", alega Peréz Reverte, quien ya ha
vendido millones de ejemplares de la serie basada en España. "Alatriste como consuelo de muchas cosas es un
descubrimiento reciente", confiesa.
En esta séptima
entrega, el capitán Alatriste es es
reclutado por el Estado español para un golpe de mano en Venecia, para matar y
asesinar al dogo o dux (líder) de Venecia y ahora los
enemigos se convierten en compañeros de viaje. "Los enemigos son útiles,
te mantienen despierto y lúcido. No te dejan descansar y por ellos estás
siempre preparado con un ojo abierto. Pero con este libro he descubierto que a
veces con los viejos enemigos de tanto vigilarlos, llegas a conocerlos tan bien
y llegas a tener tanta complicidad que terminan siendo más íntimos que los
viejos amigos".
En este sentido,
alega que en lugares como España, "en los que si no estás con uno, estás
contra él, es facilísimo crearte tanto amigos como enemigos cada vez que abres
la boca".
A este respecto,
asegura que utilizaría su afilada espada para matar con sus propias manos
"a quien maltrate a un perro, también por mis amigos, y sobre todo con la
estupidez aliada con el poder y con la ignorancia". Preguntado por la
clave del éxito de Alatriste, Pérez-Reverte recurre a
su "mirada moderna". "Un lector actual mira el mundo como Alatriste. "Muchos lectores se identifican con el
capitán un tipo que ha perdido la fe y que lo han dejado tirado como un perro,
lo han engañado y que ha luchado por causas que no lo merecían y eso vale para
cualquier español de hoy".
"Esa amarga
lucidez de Alatriste es muy moderna y eso el lector
lo nota. No es el típico pastiche histórico" y asegura que su
"principal orgullo" es que la serie se utilice como material
didáctico en colegios e institutos. A este respecto recuerda sus paseos
matutinos por el Barrio de las Letras de Madrid, donde en el siglo XVII vivían
juntos Cervantes, Lope de Vega, Calderon y donde se
encuentra, a veces, con profesores que enseñan a los alumnos la historia de
esas calles. "Ese profesor salvando la dignidad, que no se ha rendido, es
la verdadera satisfacción y lo que me pone blandito por dentro es ese tipo de cosas,
y no soy un tipo que se ponga blandito con facilidad", advierte.
"Los siglos
XVI y XVII son muy importantes para la conformación de lo que es la sociedad y
el imaginario español, se explican hasta las autonomías", "Debían de
ser materia de estudio permanente en los colegios", subraya. "También
para tener conciencia nacional, y no digo conciencia nacionalista patriotera,
sino conciencia de lo que es España como plaza pública y lugar de un montón de
gente distinta". "Un siglo que tanto nos explica tanto el lo bueno
como en lo malo".
Preguntado por su intervenciones en Twitter y sus
polémicas alega que sus frases son una forma de ponerse en contacto con sus
seguidores "con los que está en deuda". "Sitios como twitter me permiten hacer algo para corresponde a mis
lectores y allí opino como en la barra de un bar"
y puedo "compensar mi deuda con ellos".
A este respecto,
asegura que Twitter también le permite estar
conectado con la vida real porque corre el peligro de aislarse en un mundo
lleno de libros e imaginación. Cuando escribo en Alatriste
de muerte, dolor o violencia, no estoy imaginando eso, estoy recurriendo a mi
memoria. cuando Alatriste
siente dolor o remordimientos, estoy hablando de mis remordimientos o de mis
recuerdos, o cuando se trata de huir con los enemigos, yo también he huido con
mis enemigos detrás".
"Yo escribo
con mis recuerdos y tengo suficientes recuerdos para seguir escribiendo durante
mucho tiempo". Y esos recuerdos le servirán para completar la saga Alatriste con dos nuevas entregas, que tendrán como
escenario París y Madrid.
Pero en El
puente de los asesinos Venecia también le sirve como excusa para explicar la
monarquía española en el siglo XVII, uno de los objetivos de la serie.
"Hay bobos que no han leído Alatriste
que dicen que es un canto patriotero a