“La
educación y la cultura están en manos de incultos con miedo a ser otra cosa
que demagogos” |
En esta entrega ambientada en Venecia,
muestra una España de cancillerías y espías, mundos turbios y conspiraciones,
pero sin olvidar las derrotas
SEVILLA, 23 Nov. (EUROPA PRESS) -
Arturo
Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) presenta este miércoles 23 de noviembre en
Sevilla, en el Teatro Lope de Vega a partir de las 20,00 horas, la novela 'El
puente de los asesinos' (Alfaguara), la séptima entrega de la saga Alatriste, que este año celebra su 15 aniversario, y en el que
repasa los males del Siglo de Oro y de nuestro país, en el que, según el autor,
"hay un cansancio histórico", y la educación y la cultura "están
en manos de ministros incultos con miedo a ser otra cosa que demagogos".
Así, lo ha afirmado el autor murciano en un
encuentro con los medios en la capital andaluza, en el que ha señalado que Alatriste "está cansado porque yo también estoy
cansado", como "cualquier español medianamente lúcido". En este
sentido, añade que España es un país "en el que las ilusiones se van
rápido, las decepciones se acumulan, y en el que cualquier español se da cuenta
de que hay algo que está fallando desde hace siglos, lo que produce un
cansancio histórico". "Hay un especie de lucidez cansada que se
contagio en mis novelas y en mis personajes", subraya.
Al hilo de lo anterior, el escritor ha
apuntado que capitán "va evolucionando", pero en esto "también
tiene mucho que ver el autor", ya que "el Arturo que empezó a
escribir hace 15 años ha ido envejeciendo. "Alatriste
y yo nos escribimos mutuamente; yo le doy a él cansancio, lucidez, reflexiones,
y él me obliga a mí a mirar la vida de una manera determinada, en un proceso de
interacción mutua", ha manifestado Pérez-Reverte, quien en esta séptima
entrega ambientada en Venecia, muestra una España de cancillerías y de espías,
de mundos turbios y de conspiraciones, sin olvidar las derrotas.
No obstante, "Alatriste
es el más cansado de mis personajes", precisa, al tiempo que manifiesta,
que pese a todo, "esto no excluye la esperanza". "Uno es español
y no puede dejar de querer a este país y a su gente", subraya el escritor,
quien insta a "seguir siendo generosos, a hacer un esfuerzo generoso en el
trabajo, a hacer el chiste en el momento preciso", aunque "cada vez
cueste más en un país como éste".
De este modo, y preguntado por el porqué de
todo esto, el autor ha dicho que "hay muchas razones", y ha explicado
que mientras en Europa tras el Concilio de Trento se apostó por "Dios
moderno, que permitía el progreso y los libros, y hacia posible un mundo
moderno, en los países latinos se apostó por un Dios oscuro, reaccionario, de
sacristía, un Dios que nos ha mantenido fuera de la modernidad durante mucho
tiempo", y "aún lo estamos pagando", lamenta.
Además, "es un pueblo muy difícil, un
país que nunca ha llegado a cuajar del todo, hecho de pueblos distintos y
malavenidos, con mucho rencor histórico, mucha mala leche, con una guerra civil
de ocho siglos entre moros y cristianos, una situación difícil de resolver, que
solo se conseguiría con educación y con cultura", pero, añade, "la
educación y la cultura siempre está en manos de los mismos, de Ministerios de
Cultura y Educación que son también incultos, o que tiene miedo a ser otra cosa
que demagogos".
En este sentido, Pérez-Reverte explica que Alatriste surgió porque "en los libros de texto de mi
hija el Siglo de Oro pasaba inadvertido", cuando "fue
importantísimo". "Somos lo que somos porque en el XVI y XVII fuimos
lo que fuimos; sin este siglo no podemos entender el presente, y mi esfuerzo
era que la generación de mi hija entendiese lo que fue, con lo bueno y lo malo,
que se horrorizase con
"HABRÍA QUE ESTUDIAR A QUEVEDO COMO
ASIGNATURA"
"Además, creo que es útil, bueno e
importante", porque "forma parte de nuestra memoria". Por
ejemplo, añade, "Quevedo es un autor extraordinariamente lúcido, y de una
inteligencia pasmosa, y sin embargo en el colegio se ven dos sonetos de Quevedo
y adiós, cuando habría que estudiarlo en todos los colegios como
asignatura", ya que "tiene dentro claves que explican lo español de
manera extraordinaria". Pero, critica, "me aterra el despojo de ese
siglo que han hecho las autoridades educativas, mientras que cualquier niño
inglés maneja Shakespeare sin problemas".
"Esto la culpa la tienen toda la
sucesión de ministros analfabetos y demagogos que han estado durante muchas
década, despojando la educación española de aquello que era más necesario, y
van a seguir haciéndolo", porque "los de ahora ya fueron ministros
antes y con ellos también se desmanteló la educación", así que "no
tengo gran esperanza de que esto cambie". Sin embargo, indica Pérez-Reverte,
en las librerías "todavía se puede encontrar un antídoto para esto, y
hacen el trabajo que no han hecho los educadores y ministros
correspondientes".
"HEMOS ECHADO AL MUNDO UN MONTÓN DE
ALATRISTES"
En cualquier caso, "hoy Alatriste viaja en metro y autobús, es ese hombre y esa
mujer que hacen sus trabajos con dignidad, conciencia y vergüenza, que intentan
ser honrados y decentes, aunque estén rodados de golfería y poca
vergüenza", lamenta, y afirma que "aún hay pequeños Alatristes anónimos que me producen ternura, y que cuando
se identifican como lectores y amigos me hacen sentirme muy bien".
"España creció por su propia
desesperación, el hambre nos echó fuera a conquistar el mundo, y ahora también
hay gente honrada y valiente que sale fuera a buscarse la vida, intentando
competir con el americano o el alemán a base de ingenio y talento; hemos echado
al mundo un montón de Alatristes, por lo que
tristemente repetimos la historia", enfatiza.
Por último, y preguntado sobre acerca de las
críticas de Javier Marías a la reforma de la ortografía, Pérez-Reverte se ha
mostrado "de acuerdo" con Marías, y ha señalado que cuando salió la
ortografía dijo a sus correctores y editores que no se la aplicasen, ya que
sigo "negándome a aceptarla". "Javier Marías, Vargas Llosa, Luis Mateo Díez, y yo nos opusimos a esa ortografía, que se
aprobó contra nuestra voluntad, así que no la aceptamos ni estamos dispuesta a
aceptarla como académicos que somos", concluye.