“España
ha estado en manos de reyes imbéciles y curas fanáticos” |
El escritor entrega a la imprenta 'El
puente de los asesinos', la séptima entrega de la serie protagonizada por el
capitán Alatriste
01.11.11 - 01:37 - ANTONIO PANIAGUA |
MADRID.
Arturo Pérez Reverte ,escritor que ha vendido más de cuatro millones de
ejemplares con las entregas de las aventuras del capitán Alatriste,
vuelve al estante de las librerías con 'El puente de los asesinos' (Alfaguara),
el séptimo relato de la saga. En esta ocasión el novelista y académico narra
las peripecias del soldado en
-¿Cree que España se merece la leyenda
negra que arrastra?
- Sí. España es un país que durante muchísimos siglos ha estado en manos de reyes imbéciles, curas fanáticos y ministros corruptos. Y a veces, en algunos aspectos, lo sigue estando. Lo que pasa es que aquí únicamente hablamos del lado oscuro.
-En
-Naturalmente.
Antes la obsesión era llevar
-El nivel de conocimientos de los
estudiantes sobre la historia de España es bastante deficiente. ¿Qué soluciones
hay?
-El problema seguirá siendo el mismo mientras la educación y la cultura se dejen en manos de políticos irresponsables o analfabetos. Son mediocres, y en lugar de ponerse a la altura de las circunstancias, bajan las circunstancias a la altura de su propia mediocridad, y trazan planes de educación de acuerdo con su limitada visión de las cosas.
-Alatriste es un
hombre de honor ¿Echa de menos ese empeño por la dignidad y la buena
reputación?
-Más que un hombre de honor es un hombre con reglas. El honor es una palabra muy devaluada. Ya lo estaba en el siglo XVII. Como decía Unamuno, cuando en España se habla de honor, un hombre honrado tiene que echarse a temblar. Se ha manipulado muchísimo la palabra. El honor en un político es la mayor contradicción del mundo. Hoy en día hay palabras que son políticamente incorrectas, como valor, honradez, valentía, caballerosidad. El otro día, un imbécil, en una tertulia, dijo que había que reivindicar el derecho a ser cobarde. Pues no. Ser cobarde sigue siendo una tacha moral, social, política. En suma, es una infamia.
-¿Es deliberado que no haya una abundancia
de palabras arcaicas?
-Sí, es deliberado. Para eso están las enciclopedias y los diccionarios de germanías. No pretendo en absoluto hacer tratados didácticos sobre el siglo XVII. Yo cuento historias con un lenguaje que me divierte, rescato palabras que están perdidas, hago un trabajo de recuperación lingüística, histórica y sociológica. Me limito a abrir una puerta, y luego, puede haber gente que quiera seguir leyendo a Quevedo, Lope y Cervantes o que opte por consultar manuales anotados.
-Algunos críticos hablan de Alatriste como si les avergonzara decir que es un libro de
aventuras.
-La saga se llama 'Aventuras del capitán Alatriste'. Ignorarlo es esnobismo. Hay idiotas que creen que la aventura y la profundidad están reñidas. Pero la literatura ha demostrado que se pueden conciliar ambas cosas.
-Ha sido una voz crítica en
-También los
fueron Javier Marías o Vargas Llosa. En
-¿Ha cambiado mucho el periodismo?
-Las grandes cadenas de televisión generalistas tienen periodistas de terraza de hotel. Ahora el mejor reporterismo es el que se hace con una pequeña cámara y cuatro duros. No se puede obligar a un periodista a que haga diez directos al día porque no puede salir ni a la puerta.
-¿Tiene algún otro proyecto en mente?
-El mes que viene cumplo sesenta años. Sé por experiencia que un autor tiene una vida limitada. Me levanto todos los días a las seis de la mañana y trabajo ocho horas diarias. Ese ritmo profesional no sé cuánto tiempo lo voy a tener.