“En
los colegios de España debería haber una asignatura de Quevedo” |
El escritor acaba de publicar la séptima
entrega de Alatriste, 'El puente de los asesinos'.
Asegura que en
José Joaquín León | Actualizado 26.11.2011 -
11:53
Arturo
Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) se dedica en exclusiva a la literatura tras
vivir 21 años (1973-1994) como reportero de prensa, radio y televisión. Así
comienza su biografía oficial. Reportero de guerra, escritor de éxito y miembro
de
-¿Por qué ha vuelto a las aventuras de Alatriste?
-Es como un amigo al que visito periódicamente. Me va bien. Tiene varias utilidades personales para mí, aparte de que hay lectores que lo siguen.
-¿Cuáles son las utilidades?
-Es divertido moverse por el siglo XVII. Eso me obliga a descontaminarme en el lenguaje, volver a los clásicos, no sólo a Cervantes, Lope, Calderón o Quevedo, sino a otros como Zabaleta, que también son muy buenos. Limpias el lenguaje, recuerdas de dónde viene el buen castellano… El siglo XVII es magnífico. Para mí eso tiene una parte profesional y una parte personal.
-En El puente de los asesinos la acción
transcurre en Italia. ¿Por algún motivo especial?
-Mi proyecto era que Alatriste fuese una gran novela escrita por partes, que fuese contando lo bueno de la monarquía de entonces, que era mucho, y lo malo, que era todavía más. He ido tocando la economía con El oro del rey, y Sevilla y Cádiz, la inquisición con Limpieza de sangre, la guerra de Flandes en El sol de Breda, el Mediterráneo con Corsarios de levante y ahora le tocaba a Italia. Aquí la gente, gracias a nuestros ministros de Educación y Cultura, ha olvidado que España fue dueña de media Italia y de media Europa, y de América y Filipinas y medio mundo. Esa Italia me interesa contarla.
-Y lo hace con una conspiración en Venecia.
-A Venecia la
conozco muy bien. Viajo mucho allí. Paso siempre
-En su libro, Quevedo cita a Venecia como
"esa puta del mar"…
-Venecia era enemiga de España. En esa época, los peores enemigos eran el Papa, Venecia y el duque de Saboya. Quevedo escribió sobre Venecia, siempre hablando mal de ella. Todo lo que dice Quevedo en mi obra lo he tomado de palabras suyas en distintos libros.
-Quevedo aparece como implicado en la
trama.
-Quevedo fue
agente secreto, cortesano, antisemita, misógino, ambicioso y trepa. Y también
fue genial, brillante, divertido, mordaz y extraordinariamente inteligente. Quevedo
es un compendio de virtudes y defectos españoles. Lo lees y sigue siendo
modernísimo, es como si te hablara de Rajoy, de
Zapatero, del banquero y
-Se nota que lo admira.
-Lo que me asombra y me indigna es que en Inglaterra Shakespeare está en el pupitre de los niños, y aquí a Quevedo lo despachan en dos líneas de mala manera. En España debería haber una asignatura de Quevedo. Aparte de que es un banquetazo del lenguaje, lo tiene todo. Para entender a España es fundamental. Él y Cervantes son las dos grandes plumas de nuestro Siglo de Oro. Es terrible que Quevedo no tenga una presencia más intensa en los colegios.
-Suele decir que
-Es verdad. Ahí equivocó España muchos caminos. Lo teníamos todo y acabó en nada. El oro se fue en fastos y en fiestas. En España sólo quedaron escombros. Y además apostamos por un Dios equivocado. En el Norte de Europa apostaron por un Dios moderno, que permitía el comercio; y en España por un Dios oscuro, reaccionario, un Dios de sacristía y fanático que nos cerró las puertas de la modernidad. Y eso aún lo estamos viendo.
-¿Le dejó satisfecho la acogida que tuvo El
asedio, su novela anterior?
-Sí, quedé muy
contento, y creo que los lectores también. Era una novela larga y muy
complicada. Pero le debía esa novela a Cádiz y a
-Cuando se publicó, se dijo que era su
mejor novela…
-Nunca he dicho eso, lo dijeron otros. Es cierto que ahí junté todas mis maneras de novelar, las tramas policíaca, histórica, marinera, militar, folletinesca, amorosa... Era como una novela de novelas, y eso lo reconocían mis lectores.
-¿La ve como la gran novela del Cádiz de
1812?
-La gran novela del Cádiz de 1812 sigue siendo la de Ramón Solís, Un siglo llama a la puerta. Es insuperable. Ni Galdós estuvo a la altura de Solís. La mía es una aportación más, complementaria, como una tercera opción.
-¿Qué pasó con su nombramiento fallido para
comisario de la exposición del Bicentenario en Cádiz?
-No, fallido no. Me nombraron. Me encargaron esa exposición, pero la exposición no se hizo. Es un asunto que no quiero remover hasta que pase el Bicentenario.
-¿Le sentaron mal las críticas a su
nombramiento?
-Cuando pase el Bicentenario ya hablaré. Tengo que decir un par de cosas. Pero quiero respetar esa fecha y respetar lo que se está haciendo, o lo que se intenta hacer, y respetar lo que no se va a hacer. Cuando pase, ya pondré las cosas en su sitio, y habrá para todos.
-Hace poco visitó Cádiz...
-Estuve para un programa de televisión y hablé con el entusiasmo de siempre. Sigo amando a Cádiz y hago lo que puedo. Ese programa lo hice sin tocar ninguna instancia oficial, a mi manera, con la gente de la calle.
-¿Aparecerán Sevilla, Cádiz y otras
ciudades andaluzas en próximas novelas?
-Un escritor va con sus historias, y busca los escenarios por varias razones. Algunas de esas historias podrían suceder en Sevilla, en Cádiz o en San Sebastián de los Reyes, pero no lo sé.
-¿Qué está escribiendo?
-Tengo una novela avanzada. Es larga y compleja. La acción transcurre en el siglo XX. Creo que la terminaré el año próximo y probablemente se podrá publicar a principios de 2013.
-No es de los que escriben una novela todos
los años.
-No tengo necesidad, voy a mi ritmo. Mis lectores son pacientes. En el caso de Alatriste, los lectores de la serie han esperado cinco años.