“El
español se siente tirado como un perro, igual que Alatriste” |
26-10-2011
"La vieja Europa como referente cultural y moral del mundo civilizado se ha terminado. Estamos viviendo el final de una época y en eso hay muchas similitudes con el siglo XVII, porque el español de ahora se siente tirado como un perro, igual que se sentía Alatriste", decía hoy Pérez-Reverte en una entrevista con Efe.
Situada en
Tan solo en el
ámbito hispano se han vendido más de cuatro millones de ejemplares.
Cuando creó este
personaje hace quince años, el escritor no pretendía "explicar el Siglo de
Oro" porque eso "es imposible" y no podía "asumir esa
responsabilidad". Sólo ha tratado de "abrir una humilde puerta para
que, por ella, el que quiera acceda a otros aspectos más concretos y pase, por ejemplo,
a Quevedo, a Lope, a Calderón o a Cervantes", afirma el novelista
murciano, uno de los autores españoles de mayor repercusión internacional.
El éxito de
estas aventuras, a las que se le han dedicado congresos, ediciones anotadas y
una película, se debe también a que, "paradójicamente, aunque la vida de Alatriste transcurra en el siglo XVII, su mirada es muy
moderna, muy adoptable por cualquier lector de ahora".
"Es un tipo
que ha perdido la fe en la patria, en el rey, que ha sido explotado; es el
español de siempre. Y para sobrevivir tiene sus amigos, unas lealtades, sus
códigos personales. Es un náufrago que reúne los restos del naufragio para
poder sobrevivir", comenta el escritor, que el próximo mes cumple sesenta
años y afirma que ha ido envejeciendo "con Alatriste".
"Me hago
mayor; mi mirada está más cansada y yo se la presto a Alatriste.
Eso le da "más densidad literaria al personaje, más ángulos, más
complejidades y sombras", señala.
Ese veterano de
los tercios de Flandes que es Alatriste y que en
"El puente de los asesinos" lleva ya treinta años de asedios y
combates, "no es un héroe tontorrón, buenazo, porque hay una cosa que está
clara: el tiempo de ese tipo de héroes ha pasado. Ya nadie se los cree excepto
los tontos, pero yo no escribo para tontos", dice el autor con su habitual
claridad y contundencia.
El escritor
subraya que, cuando escribe una nueva entrega de Alatriste,
no fuerza los paralelismos con la época actual, pero ahí están. En un momento
dado de "El puente de los asesinos", Íñigo
Balboa, el narrador, recuerda cómo
"Es lo
mismo -asevera el autor- que en estos últimos veinte años: hemos tenido el
dinero y nos lo hemos gastado todo en fiestas y en política, en los negocios
inmobiliarios y en lujos innecesarios".
En "El
puente de los asesinos", Alatriste participará
en una conjura crucial para la corona española: matar al dogo de Venecia en
plena misa de Nochebuena, en la basílica de San Marcos, para imponer por la
fuerza un gobierno favorable al rey español. Corría el año 1627.
Será Quevedo
quien le explique al capitán los entresijos de la conjura. El gran poeta del
Siglo de Oro conocía a fondo la política italiana y tenía una opinión pésima
sobre Venecia, como dejó reflejado en sus escritos: "Es gente sin más
religión que su interés", decía.
"Ahora
estamos rodeados de venecianos por todas partes, en el peor sentido de la
palabra", afirma Pérez-Reverte al establecer otro de los paralelismos de
su novela con la situación española actual.
Ante la
proximidad de las elecciones generales, el escritor dice que no tiene "la
menor esperanza" ni en el Gobierno actual ni en el que pueda salir de las
urnas.
"Lo que
lamentaría es que la palabra educación y cultura siguiera poniéndose en manos
de analfabetos irresponsables y de incompetentes. Pero mucho me temo que
seguirá siendo así", concluye.