“El
diálogo de civilizaciones consiste en hacer las maletas” |
Jueves, 25 de enero de 2007
La última palabra
En vísperas de saber si la primera aventura cinematográfica de su Alatriste obtiene un buen botín en los Goya, Pérez-Reverte sigue tan estupendo, impertinente y libre como siempre. Mientras Corsarios de Levante (Alfaguara) arrasa en librerías, se ríe del diálogo de civilizaciones en versión española, y asegura que lo de la memoria histórica, “en boca de políticos analfabetos y oportunistas, me da mucha risa”.
Pregunta: ¿Cuáles son los peores corsarios a los que se ha enfrentado?
Respuesta: Corsario es un término honorable, y la patente de corso no se la dan a cualquiera. Los peores individuos son los que navegan sin patente: los aficionados y los soplacirios.
P: ¿Los corsarios literarios son mejores? ¿Quiénes, por ejemplo?
R: Hay corsarios literarios espléndidos. Montero Glez, por ejemplo, antes Roberto del Sur. De todas formas, más que corsario, Montero es pirata. El me envidia la patente de corso y yo le envidio la botella de ron.
P: ¿Y hay mucho corsario en la Academia?
R: En la Real Academia Española, los únicos corsarios en activo somos Paco Rico, Álvaro Pombo y yo. Los otros son respetables padres y madres de familia. O casi.
P: Dice la crítica que ahora Alatriste está más
desesperadamente solo que nunca... ¿los héroes deben olvidarse de aquéllos a
los que sirven, éstos siempre los traicionan?
R: Los amos traicionan siempre. También los dioses, pero eso es más difícil de probar.
P: Le proclaman reo de “patriotismo testicular”... ¿Cómo se declara?
R: Leísmos aparte, no pluralice. Eso lo proclamó aquí, en El Cultural, un cantamañanas en concreto, con nombre y apellido. Que ustedes cobijen a ese novelista frustrado y le rían los chistes, no obliga a tomar en serio las bajezas semanales que perpetra para ganarse el pan. Así que me limito a declararme por encima.
P: ¿Qué tiene que ver su novela con el “espíritu nacional” franquista?
R: ¿Esa tontería se le ha ocurrido a usted sola, o viene inducida?... Hágame un doble favor, querida señora: no se equivoque de autor, ni me toque los cojones.
P: ¿Por qué escribir de España y su grandeza escuece?
R: Hoy la veo a usted algo imprecisa. En cada Alatriste yo escribo de España, su grandeza y sus muchas miserias. Lo que de verdad escuece a su tiñalpa de plantilla (no me obligue a señalar currículum literario del sujeto) no es lo que otros o yo escribamos, sino que nadie lea los libros que él escribe. Y sí. Comprendo que debe de ser un pelín jodido.
P: ¿A usted lo de la “memoria histórica”…
R: Depende en boca de quien. En la de políticos oportunistas y analfabetos que no han leído un libro en su puta vida (o sea, en la de nueve de cada diez políticos españoles), eso me da mucha risa, tía Felisa.
P: ¿Hoy, como en el XVII, el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera?
R: Bonita frase, oiga… ¿Es suya?
P: ¿Ni siquiera se siente un poco antiyanqui, como tantos de sus colegas?
R: ¿A qué colegas se refiere? ¿Novelistas? ¿Académicos? ¿Patrones de velero? ¿Bibliófilos? ¿Jugadores de ajedrez? ¿Compañeros del metal?... Insisto en que no me toque la flor. A estas alturas, usted sabe perfectamente que yo cazo solo.
P: Su Alatriste vivía en un mundo donde lo
políticamente incorrecto no existía... ¿qué haría hoy en una misión de la ONU
en Afganistán, por ejemplo?
R: Se me hace difícil imaginarlo en nuestras Pacíficas Fuerzas Armadas Desarmadas de Género Marca ACME, dándoles biberones a los huerfanitos. En el XVII, un hijo de puta era un hijo de puta, y le pagaban para que lo fuera.
P: ¿Y en Iraq?
R: ¿Alatriste besando en la boca a los yihadistas islámicos para convencerlos de la necesidad de una alianza de civilizaciones, con Moratinos haciendo du-duá, du-duá?... Le juro que pagaría por ver eso.
P: ¿A qué político le regalaría la serie completa de Alatriste
y por qué?
R: Si se trata de aprecio, a Leguina, por ejemplo. O a Paco Vázquez, hoy embajador ante el Vaticano. Pero ya la tienen. Se la compraron ellos.
P: ¿A quién no, porque no valdría la pena?
R: Ya conoce el viejo refrán de echar perlas, etcétera. No habría perlas para tanto cerdo.
P: ¿Sólo la técnica diferencia la guerra del XVII de la del siglo XXI?
R: La técnica, y que antes nos metían en guerras los ambiciosos o los malvados. Ahora nos meten los tontos. Y a veces también nos sacan. O creen que nos sacan.
P: ¿Qué les diría Alatriste a los habitantes actuales
de Ceuta y Melilla, más acosados hoy que en el XVII por sus vecinos magrebíes?
R: Que vayan haciendo las maletas. El diálogo de civilizaciones en versión española consiste en eso: en hacer las maletas. Con tenacidad, con tiempo y con temple.
P: Sor Amaya Elezcano, “abadesa del convento de las
adoratrices benitas” en su libro, además de escribir
versos a Alatriste, ¿qué le escribe cuando ve el
número de lectores que conquista cada nueva entrega?
R: Teniendo en cuenta que sor Amaya Elezcano es mi editora, lo que me escribe son avisos de reedición. Es mi correspondencia alatristesca favorita.
P: ¿Y sabe ya cuándo recibirá sus nuevas aventuras?
R: No lo sabe. Ahí está la gracia. Que no lo sabe. No hay nada como tener a la editora de uno poniéndole velas a San Pancracio.
Nuria AZANCOT