“Aquello fue una intifada callejera”

 

Mayo 2008

 

Entrevista de Tomás Val

 

Cuesta creer que pocos metros más allá de donde se desarrolla esta entrevista fuera el escenario de uno de los días más violentos de la historia de España, una explosión de cólera que sembró de muertos las calles de Madrid. Y, si Arturo Pérez-Reverte no fuese tan conocido, pocos podrían pensar que ese señor cómodamente sentado en este hotel de lujo ha sido testigo privilegiado de algunas de las situaciones más críticas del siglo XX. Su antigua condición de corresponsal de guerra le lleva a afirmar que el verdadero horror no está en las novelas de Conrad, sino en las masacres de Bosnia. Ha visto al hombre tal y como es, inmerso en la violencia, torturando, masacrando, en la heroicidad y la cobardía. “Al hombre le hace bueno el miedo al castigo”, afirma Pérez-Reverte, el académico, el escritor que ha creado ese personaje, Alatriste, que ha pasado a formar parte del imaginario colectivo.

 

El maestro de esgrima, El Húsar, La carta esférica, La piel del tambor, El club Dumas, Territorio comanche, La reina del sur, Trafalgar –además de las novelas protagonizadas por el capitán Alatriste- son algunos de los títulos que le han convertido en el escritor español más reconocido de las últimas décadas. Su libro más reciente, Un día de cólera, revive literariamente, y con una minuciosidad histórica asombrosa, aquel día del Dos de Mayo de 1808, cuando el pueblo de Madrid se lanzó a la calle contra las tropas francesas y dio inicio a la que se conoce como la Guerra de la Independencia.

 

Por lo que hemos oído decir durante los últimos doscientos años, esperaba que el título de su libro fuera Un día de gloria más que Un día de cólera.

Justamente. Lo que quería era desmontar esos doscientos años de mitificación y de milonga. Nos han estado vendiendo doscientos años de patria solidaria, unida bajo la bandera, luchando contra el invasor. Es mentira. El Dos de Mayo son cuatro gatos, cuatro matados, cuatro desarrapados, la chusma de Madrid que por su cuenta, sin apoyo de nadie, se cabrea y se enfrenta a los franceses. Eso da lugar a una reacción posterior que es compleja, nacional, solidaria -dentro de lo que en España se puede ser solidaria-…El Dos de Mayo es un episodio de intifada callejera, de orden público, que se complica y se agrava.

 

Pero incluso en esa reacción posterior, en la llamada Guerra de la Independencia, la gente gritaba Viva el Rey o Viva la religión, pero muy pocos reivindicaban a España. ¿Existía España como tal, como se entiende hoy, en 1808?

,sí existía. Esa guerra es un fenómeno muy complejo en el que se dan cita muchas cosas. Están los monárquicos, los liberales, el pueblo, la masa que está obligada a combatir para que no te acusen de afrancesado… La Heroica Guerrilla de la que tanto se habla suelen ser partidas de bandoleros que hacen tantas acciones entre los españoles como entre los franceses. Es una guerra compleja, lo que pasa es que la fanfarria patriotera la ha vendido durante dos siglos como una cosa maravillosa: los españoles eran los buenos, los malos eran los otros…Y no fue así. El mejor ejemplo de eso es Goya: un tío lúcido, inteligente, con una gran visión de lo que era este país. En sus grabados no hay ni buenos ni malos; le horroriza tanto el español como el francés. Es la condición humana lo que él retrata. Eso fue la Guerra de la Independencia. Lo otro es un camelo propagandista.

 

¿Ha afirmado que las dos Españas proceden de aquel Dos de Mayo?

No, no he dicho eso. No siempre los periodistas reflejan lo que uno dice. Digo que ese día, por primera vez en la historia de España, hay que elegir. Los lúcidos, los inteligentes, los liberales, la gente que sabe que de Francia vienen las ideas y que en España hay una monarquía corrupta e infame, tienen que elegir. El problema es elegir entre sus ideas y su corazón. Las ideas están con los franceses, pero el corazón está con sus vecinos. Esa es la tragedia, el drama terrible del español, que no está ni con unos ni con otros pero tiene que elegir entre dos concepciones de España: una conservadora y monárquica y otra abierta, moderna y liberal. Ese día, por primera vez, se plantea el conflicto para el pensador, para el hombre de cultura e inteligencia.

 

¿Podríamos establecer algún tipo de comparación entre estos personajes históricos del Dos deMayo y los del resto de sus otros libros? Alatriste en un Imperio que se desmorona por el mal gobierno; la catástrofe marítima de Trafalgar por la mala gestión; el populacho en la calle merced a una clase dirigente corrupta y decadente el Dos de Mayo.

Hay una constante en todos mis libros históricos. Intento explicar la España de ahora. Desde mi punto de vista hay dos modelos de novela histórica: la que se limita a recrear un mundo pasado y la que utiliza el ayer para entender el presente. Intento hacer ésta última. Ser español es una tragedia histórica. Hay momentos buenos, pero es una tragedia y yo intento explicar el porqué. La insolidaridad, la mala fe, la ruindad de los gobernantes…Y la falta de cultura. Si en el Dos de Mayo hubiese existido un pueblo culto, no habría pasado lo que pasó. El pueblo se subleva por un rey infame frente a alguien que es enemigo, pero te trae modernidad. Con cultura eso no habría ocurrido. De ahí mi hincapié en que es la gente humilde e inculta la que sale a la calle.

 

En el inicio del libro aclara que no es un tratado histórico ni tampoco una novela. Leyéndolo, me parecía encontrar cierto parecido en la estructura con escritores del pasado: Tucídides, Herodoto, incluso Homero.

Salvando todas las distancias, sí. En Homero está todo. Es cierto que recurrí a ese tono, a esa manera de contar. Una novela es un problema narrativo que hay que resolver empleando fórmulas técnicas. Estúpidos hay que dicen que la novela está muerta. Están equivocados, de lo que se trata es de adecuar a un lector del siglo XXI –que ve cine, televisión, que navega por Internet- los mecanismos narrativos de siempre. Yo no es que renuncie ni oculte, sino que me proclamo abiertamente entusiasta de mantener las formas narrativas adaptándolas al mundo actual. Y en esta novela he querido contar un episodio histórico –consagrado ya por Galdós y demás- con una forma narrativa moderna, pero con ese aroma clásico al que te refieres. Así entiendo yo la Literatura.

 

En Un día de cólera las horas tienen una enorme presencia; sabemos siempre el momento exacto. Por seguir con los aromas, a mí me sugería la presencia del destino, un cierto olor a fatum. No sé si ha buscado que el lector tenga esa sensación.

Sí. Cuando un escritor profesional lleva escribiendo veinte años, lo casual es muy poco. Hay recurrir a esos trucos nobles del oficio para llevarme al lector al huerto. El planteamiento cronológico, los cortes de acción, el montaje televisivo, la sensación de que hay cámaras moviéndose por la calle, todo tiene por objeto que la historia funcione. Y, para mi sorpresa, ha funcionado incluso más de lo que pensaba. Esto ya está escrito por Galdós y no podía reescribir lo que él escribió.¿Qué podía hacer yo que Galdós no hiciera? ¿Qué parcela dejó él en sombra? Hay dos cosas muy importantes: la documentación que entonces no existía y mi experiencia personal de combate, de vida de zozobra callejera, de intifada callejera, de correr con los malos detrás, que Galdós no tenía. No pretendo superar a Galdós, sino completar lo que Galdós no pudo hacer. Y lo digo con toda la humildad, que quede claro, que quede muy claro.

 

Algunos de sus personajes –pienso principalmente en Alatriste– han sido propuestos por ciertas gentes como el prototipo deseable de lo español. ¿Le molesta esa utilización?

No es que me moleste. Es más la satisfacción por la fama que ha alcanzado el personaje que la molestia por la posible utilización. He recibido cartas de la gente más diversa diciéndome que Alatriste es su héroe. Cuando un personaje pasa una línea determinada, es público. Es –salvando todas las distancias, no quiero que se me malinterprete– como Sherlock Holmes. ¿Qué si me molesta? No me gusta que le pongan camisa azul a Alatriste porque es una lectura limitada y partidista. Me gustaría mantener a Alatriste intacto, tal y como es, pero comprendo que también es de la gente y puede hacer con él lo que quiera. Cualquiera que lea Alatriste verá que no es un personaje patriotero y nadie ha hablado tan mal de España como yo con los Alatriste. Pero bueno.

 

Pérez-Reverte ha vivido muchas situaciones violentas, muchas guerras, muchas atrocidades. ¿Se está más vivo en un entorno violento?

No se está más vivo pero sí que tienes mayor certeza de lo que es la vida y la condición humana. Si eres inculto, la violencia te hace más bruto. Pero sí vas con una preparación cultural previa, te permite sacar conclusiones y es una fuente muy buena de información. En la violencia ves al ser humano sin las ataduras sociales y sin el miedo al castigo. Eso es fundamental. Lo que al hombre le hace ser bueno es el miedo al castigo, no la caridad cristiana. Sin ley y sin ataduras ves cómo es el ser humano.

 

¿Ha visto, por esos mundos, algo parecido al Dos de Mayo?

Revoluciones. La de Nicaragua, la del Salvador, cuando la gente salió a la calle en Rumanía al caer Ceausescu…He visto muchas salidas a la calle y muchas represiones y me ha sido muy útil. Puedo contarlo porque lo he visto.

 

Arturo Pérez-Reverte va a participar en el Bicentenario del Dos de Mayo que organiza la Comunidad de Madrid.

Me compraron los derechos del libro. Querían hacer una exposición, pero no lo veían claro y me compraron los derechos para que en vez de hacer una película hiciera una exposición. “Me parece una buena idea”, les dije.“¿Quieres ser comisario?” “Si me ponéis lo que quiero, sí. ”Haré una cosa didáctica, me interesan los chavales. Lo que haré en esa exposición será recorrer mi libro, viajar por ese Dos de Mayo. Me propusieron ser comisario y acepté porque era eso, mostrar aquel Dos de Mayo como lo recreo en el libro. Otra cosa no hubiera querido hacer.

 

¿No tiene miedo de que los políticos lo estropeen?

Lo van a estropear seguro, pero no mi exposición ni mi libro. Lo demás es cosa de ellos.

 

¿Qué verá el visitante?

Quiero que recorra la parte histórica de mi novela y que se sienta parte de ella. Es una especie de parque temático, serio y muy complejo, de aquella jornada. El espectador se moverá dentro del Dos de Mayo.