“Un
día de cólera”, retrato colectivo de España” |
Domingo, 30 de diciembre de 2007
Madrid. José Antonio López/ Jesús Alejo
En entrevista
con MILENIO, el artista hispano Arturo Pérez-Reverte habla sobre su último
libro, en el que narra la guerra de independencia de su país, ocurrida el 2 de
mayo de 1808, la cual —dice— no fue un movimiento patriótico sino un día de cabreo.
Es
que fui puta antes que monja. Muy puta. 21 años dan para mucho”, es una de las
primeras frases que dice Arturo Pérez-Reverte que sigue sin acostumbrarse a las
entrevistas y que prefriere las “charlas entre colegas”, esas pláticas
interminables de cantina que tanto le gustan. Mira con curiosidad la grabadora
y hasta juguetea con ella. Recuerdos de una profesión que no echa de menos
porque sigue considerándose —“faltaba más”— periodista.
Hace casi dos
semanas salió a la venta en España Un día de cólera (Alfaguara), la nueva
novela del escritor murciano que narra “desde adentro”, con base en testimonios
reales —registrados en los archivos— de las víctimas y testigos, los hechos del
2 de mayo de 1808 en Madrid, fecha en la que se produjo la rebelión contra la
ocupación francesa de la ciudad, y que se extendió por toda España. Es el
origen de la Guerra de Independencia Española.
¿De verdad, a partir de ahí, surge el
germen de las dos Españas?
Es casi de las
tres, como bien me decía un buen amigo hace unos días. Están las dos Españas, la España reaccionaria de sacristía y de defender
la monarquía y la iglesia, la España moderna, la España irreverente, y también
está la gran España indiferente que ese día se quedó encerrada en sus casas
para mirar desde allí quién era el ganador. El 2 de mayo no fue un movimiento
patriótico, fue un día de cabreo.
Qué decepción tan grande para los que han
hecho del 2 de mayo un símbolo patrio, ¿no?
Sigue siendo un
símbolo patrio. Lo que pasa es que la patria vino después, la patria vino el
día 3 de mayo, fue cuando la nación realmente tomó conciencia de ello y se echó
a la calle a pelear. Creo que en la calle no hubo más de 3 mil personas
combatiendo. Se nos ha vendido como la nación entera en la calle y no es
verdad, la gente humilde, los albañiles, las putas de lavapiés
y los chulos del rastro pero la gente de orden y de alta clase se quedó en sus
casas.
Todas esas
personas, que pelearon con dos cojones para que después viniera un rey hijo de
puta como Fernando VII y unos curas fanáticos… qué pena, la falta de cultura,
de buen gobierno y de decencia de España. Podría haber sido una guerra de
liberación constitucional, y sin embargo trajo el absolutismo y el olor a
rancio de la sacristía cerrada. Todo lo estamos pagando, todavía lo estamos
pagando.
Lo que está claro es que no se ponen de
acuerdo en el relato, en la lectura de los hechos históricos, no solamente en
España sino en todas partes…
Es que la
historia en España se ha convertido en un arma arrojadiza. Fíjate en el 2 de
mayo, que ha sido una fecha manipulada: el absolutismo lo hizo suyo, también lo
hizo suyo el carlismo, la primera y segunda república, el franquismo… Pero
realmente pasa algo muy importante, te das cuenta de que esta fecha la puede
hacer suya todo el mundo, que estés donde estés puedes considerar el 2 de mayo
como una fecha importante en la historia de España. Algo bueno tendrá el agua
cuando la bendicen.
En la novela, llama mucho la atención la
forma de narrar historias de personajes desdibujados que son protagonistas,
algo similar a lo que hiciste en Cabo Trafalgar. He contado al menos unos 400,
con nombre y apellido.
Es que hay una
ventaja, porque después de la guerra cada familia tenía al menos dos testigos
de lo que había pasado, por lo menos se conservan 409 expedientes de muertos y
160 de heridos. Entonces, ha sido fácil obtener la información, manejarla y
estructurarla, esa era la idea.
Algo que también resalta son los cameos de lujo, por ejemplo el de Goya, que tiene una
posición valiente y ceñuda, como dices, ante los hechos…
Es una paradoja
muy singular, ese día la tragedia gorda fue la de esa gente, la gente culta que
sabía que la modernidad venía por Francia y que echarse a la calle era defender
una monarquía corrupta, una iglesia fanática y atrasada, y a una España vil e
infame, pero qué haces si están matando a los tuyos. Esa tragedia fue terrible.
Por eso intenté irme a Goya, cuando miras sus grabados te das cuenta de que fue
un pintor políticamente incorrecto, sus cuadros no gustaron entonces porque
eran demasiado crudos, no había buenos ni malos. Ese Goya que pinta al español
tan salvaje como al francés, ese Goya que pinta que pinta al español con recelo
de él, que dice: “este español que amo, porque es mi compatriota, pero al mismo
tiempo qué oscuro, qué salvaje, qué reaccionario…”. Este hombre está luchando
por una causa equivocada, ese Goya contradictorio y atormentado es muy
indicativo. Por eso llamo a la novela Un día de cólera.
De todas formas, la modernidad, por mucha
que sea, cuando te la traen con los fusiles por delante y a caballo, cuesta más
trabajo digerirla ¿no?
¡Esa es la tragedia. Que vino así y así se rechazó! Lo malo es que esa gesta, que fue épica y sin duda
admirable, hizo posible después que llegara un rey como Fernando VII, el rey
más infame de la historia de España.
Por cierto, entre Fernando VII y Francisco
Franco, ¿con quién te quedas?
No lo sé. Pero
Fernando VII fue quien hizo posible a Franco. Para mí ahí está la mayor maldad
del personaje.
Desde la ignorancia, en cuanto a la lista
de personajes ¿qué es un “Manolo” y un “sangrador de la calle”?
Un “Manolo” era
un chulo castizo, un chuleta, un madrileño de estos de ahora, con navaja, de
clase baja. Y un sangrador era un tipo que hacía sangrías, era un barbero.
Antes los barberos también hacían sangrías a los enfermos, que consistían en
punzar las venas o aplicar sanguijuelas para extraer sangre y con eso se
aliviaba la tensión, varios males.
¿Qué habrías hecho el 2 de mayo?
Pues esa es la
duda terrible. Yo fui educado, como casi todos aquí, con los libros de Luis
Vives, pero sin duda habría salido a pelear con los españoles porque eran mis
compatriotas. Lo que pasa es que ahora que te das cuenta por quién luchabas,
pues está jodido. Lo cierto es que los dejaron solos, la gente humilde fue la
que luchó. ¿Qué hago yo? Con la lucidez que tengo ahora, pues cómo no vas a
pelear si estaban matando a tus vecinos, al kioskero,
al panadero.
Explícame el grito popular en el libro de
“¡viva las cadenas!”
Pues es el
terrible grito que zanja esta historia, demuestra que la gente no se levanta
para defender la libertad sino para defender a un rey y a una iglesia, la gente
es inculta, ignorante de la época. Cuando vuelve Fernando VII después de la
guerra y se carga toda la Constitución y machaca todo lo que es libertad y
nación independiente, el mismo pueblo que luchó contra los franceses ese día
acoge a Fernando VII diciendo: “¡viva las cadenas!”, “¡viva la sumisión!”,
“¡viva la monarquía!”. Esto demuestra que el pueblo no lucha, insisto, por la
libertad sino por cabreo. Eso es lo terrible.
Insisto, lo seguimos pagando….”.
***
El reportero
Durante más de
dos décadas, Arturo Pérez-Reverte estuvo en el campo de batalla como reportero
y literalmente: Chipre, Líbano, la guerra de Eritrea, la campaña de 1975 en el
Sahara, las Malvinas, El Salvador, Nicaragua, el Chad, las guerrillas del
Sudán, etc., aunque toda aquella experiencia prácticamente sólo la ha contado
en Territorio comanche, un libro que oscila entre la crónica y el manual de
supervivencia.
Quizá por ello
su literatura oscila entre la realidad y la ficción, porque la saga del Capitán
Alatriste, por ejemplo, ha logrado que muchos
españoles se interesen de nueva cuenta por su pasado, al grado de convertirse
casi en un libro oficial en las escuelas de aquel país.
Su más reciente
título, Un día de cólera –que aparecerá en México a fines del primer trimestre
de 2008–, no es considerado ficción ni libro de Historia, y tampoco tiene un
protagonista, sino trae el presente a los hombres y mujeres envueltos en los
sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid.
Informes
militares y memorias sacadas de los archivos, de lo que busca convertirse en un
retrato colectivo, su propia mirada acerca de hechos ocurridos hace dos siglos,
algunos de hechos encabezados por seres que se perdieron en el anonimato, como
una especie de continuación de esa especie de rescate de la historia española
que compartido con las aventuras de Alatriste, que ya
llegó a su sexta entrega con Corsarios de levante.
Una saga que aún
no termina, pues Pérez Reverte ya anunció que todavía quedan dos entregas más
del Capitán.