Estimados amigos:
Mucho se ha hablado, comentado, cuchicheado,
y todo lo acabado en "ado", en multitud y sinfín de publicaciones
sobre el autor que nos interesa.
Por supuesto, siempre hay bellas frases,
sentimientos profundos de entendimiento supremo sobre su prosa, sus artículos
-que a veces no son considerados ni prosa ni verso ni nada-, sus novelas,
sus etceteras. Igualmente por supuesto, hay todo tipo de comentarios anti-revertianos
-como siempre y como todo logicamente-, acerca de los mismos temas. Eso
es natural y ya lo sabemos todos, así que la pretensión de
este breve artículillo de aficionado, no es cargar más sobre
el mismo tema.
La pretensión es dar una pequeña opinión personal y teóricamente imparcial sobre un parecer.
Dicen de sus artículos que son
espejo de su tiempo.
Narra sus vivencias de la guerra. Igualmente
plasma lo que se encontraba en España cada vez que volvía
de una masacre. Tuvo el programa "La Ley de la Calle", etc....
Muchas y muchas páginas se podrían llenar con presentaciones acerca de sus trabajos (literarios naturalmente), pero centrándonos en sus páginas de El Semanal, descubrimos que cada semana expresa siempre lo mismo, pero es distinto lo que dice. El sentimiento que emana generalmente de la mayoría de los que he leído, emanan y rebosan de una cierta mala leche encubierta (o no tan encubierta) que nos encanta a la vez que nos irrita. Llegamos a decir que es un grosero cuando emplea los cojones y los hijoputas y mindunguis o lo que sea que se haya inventado en palabrejas, cuando en el fondo estamos leyendo lo que no somos capaces de expersar nosotros muchas veces con la gente de a pie, de nuestro alrededor. A mi me encantaría poner a parir a más de uno, tanto de al lado de mi casa como del quinto infierno, pero
1º.- No tengo lo que ponen las gallinas
para hacerlo con el de al lado de mi casa.
2º.- Si los tengo supongo que será
como el chiste del infierno español, no estará el de al lado
de mi casa para sufrirme. Siempre ocurren esas coincidencias.
3º.- Después de explayarme
con quién sea que me quiera escuchar (de la debida confianza), uno
se queda más o menos satisfecho temporalmente.
¿Todo esto que quiere dar a entender?. Que Arturo Pérez-Reverte, al igual que cada hijo de vecino, según como se levante se caga en lo alto o se rechume de alegría por lo que sea. Con una diferencia, el aprovecha su página semanal para darnos bastante carnaza, para que nos metamos con el o le defendamos, que le llamemos de todo -total no nos escucha y si le pitan los oídos, hay tapones-. Hay artículos que emanan una cierta picardia de pilluelo travieso, con bromitas inofensivas, palabrillas que divierten, pero que tiran con bala en el contexto en que las pone. Hay quién lee entre lineas mogollón de cosas, otros nos las imaginamos, y cada cual opina lo que le sale de las narices y punto.
Una cosa es cierta, el medio propone y dispone, incita a crear esa polémica; al fín y al cabo, produce ventas y que lo pasemos bien o mal. Hay el típico que se da por aludido y hemos leído multitud de veces, que D. Arturo lo comenta unas veces jocosamente y otras cagándose en la madre del aludidoso.
Desde luego que es cronista y narrador de nuestro tiempo, eso no lo pueden evitar ni el ni nadie. No creo que sea muy normal ni rentable el tener una página semanal para hablar de la guerra del Peloponeso, o de la corrupción del Senado Romano, ni cometnar de pasada -como siempre hace, de pasada- las revistillas del corazón que leía Madame Bovary. Tal vez, eso último fuera interesante para muchos.
Narra las vivencias de las guerras en las que se vió embarcado desde tan joven. Nos ha hodido mayo... como si eso fuera tan fácil de olvidar y erradicar del hábito escribientistico. No se nota nada ¡vamos!; cierto es que a veces pueda ser pesado tanto mentar los Balcanes o lo que sea, pero es así... También siendo imparciales, no todos los artículos me gustan, el hecho de que me guste su obra en conjunto y busque material e información sobre nuestro autor favorito, no quiere decir que trague por donde sea con todo lo que hace o dice. Faltaría más.
La valoración global a mi entender, o a mi juicio, es bastante favorable y positiva. Conste que en la narrativa "seria" cambia un montón de estilo, de trasfondo, de contextos, de forma, ¿de Lenguaje?, ¡pues si! Tambien de lenguaje. Siempre tiene reminiscencias del otro, del mal llamado callejero (para algunos que no saben lo que significa eso) que utiliza en el periódico, pero cambia bastante.
Con lo cual, no se puede decir de un escritor, autor, o lo que sea:
Agghh! No trago a ese tío, es un mal educado y un engreido de mucho cuidado. Que soberbio es, que asco.
Los artículos son para lo que son, a menudo, con burlas incluidas que hace descaradamente de lo que descaradamente le da la gana, otras son veneno puro contra casos y cosas muy de actualidad y de moda en España. Otras veces parece que se ablanda y muestra su faceta más normal "humana". El termino medio es inexistente. Pero como masocas, siempre volvemos a picar y conseguir el artículo que no hemos leído.
Bueno amigos, me agradaría mucho que me escribierais e-milios con vuestras opiniones, comentarios, etc.... siempre es valioso el intercambio de ideas y opiniones.
Un saludo a mi amiga Carlota y gracias por tu material.
Gracias a Corso por brindarme la oportunidad de enrollarme con vosotros y si me deja, el año que viene estaré por aquí otra vez.
Feliz Navidad y lo de siempre pero de
corazón
Vuestro amigo Celso.