Celestino Perejil,escolta y asistente del banquero Pencho Gavira,hojeaba malhumorado la revista Q+S camino del bar Casa Cuesta,en el corazón del barrio de Triana.

Los vió nada más franquear el umbral,a la derecha del mostrador de madera oscura con flores doradas…

Don Ibrahim miró por la ventana al otro lado de la calle,hacia las botas camperas de Valverde del Camino colgadas de la marquesina sobre el escaparate de  Calzados la Valenciana.

Don Octavio Machuca estaba sentado en su mesa habitual de la confitería La Campana,revisando los papeles que le pasaba Canovas,su secretario.

Octavio Machuca no movió un músculo de la cara.Miraba al frente,hacia el cartel de la Peña Bética (1935) que blaquiverdeaba el balcón del segundo piso al otro lado dela calle,junto al edificio neomudéjar del Banco de Poniente.

…Lorenzo Quart salió del hotel Doña María…

… el Potro del Mantelete vigilaba la puerta del Arzobispado.

Faltaba media hora para su cita en el Arzobispado, así que subió por la calle Mateos Gago a tomar un café en la cervecería Giralda.

La Casa del Postigo era un lugar muy conocido en Sevilla:un palacio del siglo XVI,residencia tradicional de los duques del Nuevo Extremo.…cancela de hierro forjado que cerraba el patio interior,bellísimo recinto de columnas mozárabes con grandes maceas de plantas y flores…

“Lo invito a cenar en La Albahaca”

La pareja ocupaba el mejor rincón en  uno de los tres pequeños salones del local,bajo una razonable copia de Los borrachos de Velásquez

Dentro de casa Roman,a salvo de la intensa luz que reverberaba en aquel horno de cal,almagre y calamocha,Simeón Navajo peló cuisadosamente una gamba…

Habían llegado al pasadizo que comunicaba el patio de banderas con el barrio de Santa Cruz.

Y Triana se erguía iluminada al otro lado del río, como un refugio, custodiada cual centinela impasible por el perfil de bronce de Juan Belmonte.

En Las Teresas colgaban jamones entre botellas de La guita,viejos carteles de Semana Santa y de la feria de Abril…