No se si estará bien o no, pero ya que aquí se destripa la
obra de Don Arturo, voy a poner en conocimiento de todos ustedes un viejo
fantasma de Don Arturo, escondido entre las páginas del Club Dumas.
Esto también podría ser una coincidencia, pero en literatura
las coincidencias son más raras que un negro miembro del Ku Kux
Klan, y más en la obra de Don Arturo. La cosa está en que
si miran ustedes más abajo, en otra anterior referencia mía
al Club Dumas (título Irene Adler) en clave de adivinanza, se darán
cuenta de que Corso recurre a los servicios del portero del hotel donde
se hospeda (el señor Grüber) para que le averigüe la dirección
de Irene Adler. Pues bien el tal Grüber existió en realidad,
y fue un noble y leal amigo de Don Arturo hasta que lo mataron los servios
tras estrechar en cerco de Vukóvar y hacerse con toda la resistencia
de la ciudad, entre ella el comandante Grüber. A los que quieran saber
más les remito al libro "Territorio Comanche" de Don Arturo o al
Artículo que publicó en el Suplemento Semanal ,recopilado
en "Patente de Corso", bajo el título "Regreso a Vukovar"(1998).
Y como muestra un botón: "Todo eso lo contábamos a ustedes
en los telediarios Márquez, mi cámara de TVE, Jadranka, nuestra
intérprete, y el arriba firmante, que nos pasamos aquel verano y
aquel otoño corriendo como liebres delante de los tanques serbios
por toda Krajina y toda la puñetera Eslavonia Oriental, entrando
y saliendo de Vukovar por un caminillo que había a través
de los maizales, y nos abrimos de allí por los pelos, con los últimos
heridos que aún podían andar, antes de que el cerrojo se
cerrara para siempre. Luego se luchó casa por casa, y cuando por
fin llegaron al centro de la ciudad, al hospital, los servios los sacaron
a todos y los mataron por el morro, uno tras otro[...]. A todos incluido
el comandante Grüber, que tenía veinticuatro años y
era mi amigo; tanto que un día otranizó un cantraataque para
ganar trescientos metros y que pudiéramos filmar los tanques serbios
de cerca, y los filmamos, y costó un muero y cinco heridos que aquella
noche Vukovar abriera el telediario. Al final, cuando Grüber ya estaba
en el sótano del hospital con un pie arrancado y metralla en los
pulmones, los serbios lo sacaron fuera con los otros heridos y le pegaron
un tiro en la cabeza."
Sobran
las palabra, así que un saludo y hasta pronto.