Artículo
aparecido en el diario Levante con motivo de la presentación de
"La carta esférica" en Valencia.
El mar, la gran pasión de Arturo Pérez-Reverte,
centra la última novela del escritor presentada ayer en Valencia.
El autor reivindica la aventura y apuesta por buscar los sueños,
aunque no se consigan. Más que una "novela de peripecias", el escritor
dice que La carta esférica es "un recorrido
por la mujer". Pérez-Reverte afirma
que todo lo que se puede contar está en las obras de Aristóteles
y asegura que "los escritores no crean
nada de nada, digieren lo que han leído y lo proyectan sobre su
realidad".
Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) dice que el escritor va por
la vida con un mundo propio en la mente, una especie de mochila llena de
historias, personajes, experiencias y retazos de existencia que cualquier
día una chispa puede hacer saltar al papel. La carta esférica,
la última obra del autor que ha logrado cubrir esta travesía
hacia el folio, surgió gracias a una subasta, a la reñida
puja del autor por unas cartas náuticas del siglo XVIII, y va camino
de sumar un nuevo record al palmarés del escritor español
que más libros vende. Atrás quedaron trece meses pava documentarse
sobre jazz, cartografía, marina mercante o arqueología submarina,
y año y medio de escritura.
El mar, qué había permanecido hasta ahora en la retaguardia,
en un segundo plano de su creación literaria, se convierte en el
tema central de la última novela de un "marino
que accidentalmente escribe", como se define
el autor. La vida, la mujer y el mar conforman las tres esquinas de la
sin barco, desterrado del mar, que decide ir detrás de una misteriosa
dama en busca de un barco hundido del siglo XVIII. Pero el creador de El
maestro de esgrima, La tabla de Flandes y la saga de Las aventuras del
Capitán Alatriste ha recurrido también al misterio, los enigmas,
las tramas y los personajes. que ya apuntaban anteriores novelas.
El autor de La carta esférica afirma que le interesa una mujer capar
de pelear por un sueño en un mundo de hombres,
"del que suele ser rehén". Arturo Pérez-Reverte
apunta que más que una novela de aventuras y peripecias, es "un
recorrido por la mujer". En el mar, explica,
"todo
es más fácil, existen cartas náuticas, mapas y toda
clase de tecnología que permiten navegar, sin embargo, para conocer
a la mujer no hay señales, ni avisos, todo es más complicado
y uno navega a ciegas".
El escritor reivindicaba ayer en la presentación de la novela en
Valencia la pasión por una aventura alejada de los catálogos
de viajes. "Vivimos en un tiempo en que parece
que esté limitada a la televisión, o a ir de vacaciones al
Tibet, pero la aventura aún es posible".
Apuesta por buscar los sueños, aunque no se consigan y dice sentír
pena por los hombres y mujeres que no son capaces de imaginar que hay barcos
hundidos.
Amante del mar desde que leyó la Odisea a los doce años,
Pérez-Reverte asegura que le gusta el Mediterráneo porque
lo ha navegado todo el mundo. "Contiene tanta
memoria que navegar por él es navegar por la cultura, la historia.
Es un museo de puertas abiertas al pasado, cuando buceas en él descubres
la memoria". A este mar que conoció
en su infancia y que siente como suyo dedica horas y horas desde que dejó
TVE en 1994 e inició una fructífera carrera literaria. La
familiaridad con el Mediterráneo le ha llevado a ambientar la novela
en él y no en el desconocido Pacífico, aunque el mar que
baña estas tierras esté "sucio
y destrozado".
Arturo Pérez-Reverte afirma que, a estas alturas, todo está
ya contado y reconoce las influencias de Homero, Conrad o Melville. "El
escritor maneja material preexistente y lo va adaptando al mundo en el
que vive. Ningún escritor crea nada de nada, de la comprensión
del mundo es de donde salen las obras".
El autor tampoco se mostraba ayer partidario de las presentaciones de libros.
"Debería
escribir y desaparecer para que el lector proyecte su vida y haga el libro
suyo", sentenciaba. "El
éxito en las librerías", indica,
"ayuda a relativizar el peso de la crítica".
"Después de vender mucho el lector
va directamente a tu libro, sin buscar las criticas, y eso tranquiliza
mucho".