La sombra del aguila es un relato corto, pero intenso, que destaca por su peculiar sentido del humor (que llega a ser, por momentos, desternillante). Aparte de su innegable gracia, también hay que destacar la aparición de uno de los personajes históricos preferidos de Arturo, el mismisimo Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses. Como siempre, la visión que el autor nos da acerca de los personajes, transciende el aspecto narrativo y llega al propio alma de esos soldados españoles, que sin comerlo ni beberlo se ven envueltos en una campaña en la que nada se les ha perdido, arrastrados tragicomicamente a la batalla, para mayor gloria del pequeño corso. Como siempre, la ambientación histórica es muy buena, y solo se echa en falta que una idea tan buena no haya sido desarrollada con mayor amplitud, aunque claro, no vamos a pedirle a Arturo que escriba dia y noche (por mas que nos gustase a mas de uno). Respecto al resto de su obra, he de decir (a la espera de leer "El húsar" la cual me acabo de comprar) que el genio de este hombre se ve en cada una de ellas, que voy a comentar brevemente.
El maestro de esgrima: Genial. La historia está excelentemente desarrollada, el pulso narrativo es excelente y el desenlace, magistral. La vida cotidiana en la España convulsa de los meses previos a la revolución del 1868 es el clima perfecto para esta historia de amor e intrigas en medio de un clima apasionante.
La tabla de Flandes: Muy buena y original. La idea del ajedrez y de una conspiración pasada que se materializa en el presente le da una intensidad a la novela propia del mejor film de Hitcochk. La pelicula deja mucho que desear.
El club Dumas: Esta obra maestra ha sido llevada al cine recientemente. Nuevamente, la intriga y el desarrollo sumergen al lector en un nuevo misterio. Esta vez, se nos traslada al mundo de los blibiófilos, donde descubrimos que esta, en apariencia, inocua afición puede ser mas peligrosa de lo que parece. quizás el esenlance sea un poco insatisfactorio (es mi opinión ersonal) por forzado y confuso, pero despúes de leer las desventuras del antiheroe Lucas Corso, eso es lo de menos.
El cápitan
Alatriste (I;II;y III). Las aventuras del susodicho (elprimer libro) son
de lo mejor que he leido en mucho tiempo. Además, lo más
sorpredente es que se inspira en hechos reales (me quede de piedra al ver
en la enciclopedia que era verdad que el futuro rey de Inglaterra
se plantó de incognito
en Madrid). La acción es excelente, la recreación histórica
es, sencillamente, perfecta y los personajes de Iñigo y del cápitan
son tan humanos, que parece que del papel se van a materializar en carne
y hueso. Este libro despertó en mi curiosidad histórica por
aquella época del
reinado de Felipe IV, cuando en nuestro imperio comenzaba a ponerse
el sol. En "Limpieza de sangre", se echa de meno la
trepidante historia de
la primera entrega, y aunque es un libro notable, no llega a la calidad
de los otros, quizás este libro sea el más flojo de Arturo.
Algo mejor es "El sol de Breda", donde Arturo nos sumerge de lleno en la
vida cotidiana de los gloriosos tercios de Flandes y donde
el lector parece vislumbrar,
a la vez que los protagonistas, la decadencia de la España hegemonica
en Europa.
Por último, mención aparte merece "Cachito" (Un asunto de honor). En este relato breve, Arturo muestra la mas digna de las cualidades humanas: la capacidad de amar. Esta obra es un relato alegórico acerca del amor enfrentado a la maldad y la corrupción humana. Cuando el protagonista dice "[...]comprendí que ese olor, [el de su amada] era mi patría y mi memoria. El único lugar del mundo al que yo deseaba volver y quedarme para siempre." llega a la fibra más sensible de cualquier corazón. El final que Arturo elige para esta obra es, para mí, el mejor.
En fin,
para concluir, quiero decir que estamos ante uno de los mejores autores
de la actualidad y de la literatura española en general. Si Arturo
Perez Reverte admira a Dumas, yo puedo decirle que su genio es comparable
al inmortal escritor de "Los tres mosqueteros" y sin duda, llegará
el día en que sus obras se lean como las de aquel, porque se habrán
convertido en clásicos.