Arturo Pérez-Reverte
es uno de los escritores más leídos de fin de siglo. Siempre
te lo están recomendando: tu mamá, tu tío, tu amigo,
tu profesor, el señor que va a un lado tuyo en el autobús
y por supuesto otros escritores.
Entre éstos últimos,
el señor Germán Dehesa, importante escritor mexicano; que
sabe el valor de las obras de Pérez-Reverte.
El aspecto más importante, opino, de la obra de Pérez-Reverte, además de su desbordante imaginación, es ese interés que demuestra por la Historia. Efectivamente, como bien lo han señalado en tu página, Pérez-Reverte logra transportarte al medio en que se desarrollan sus historias, ya en Sintra, ya en Sevilla, ya en el Madrid del Capitán Alatriste. Él escribe y tú, lector, reproduces en la mente paisajes, hechos y personas con gran facilidad. Conoce lo que escribe y por ello a veces no sabemos si lo que leemos es parte de su imaginación o realmente existe; seguramente ya habrás notado que muchos preguntamos si existe esa pintura del maestro Van Huys o ese otro libro de demonología.
Algunos piensan que Arturo Pérez-Reverte escribe literatura "ligera", creer o pensar esto es ser ciego. Invito a cualquiera de ellos a tratar de hacer un libro con un tema histórico. Nada más difícil.
Cuando alguien trata de escribir sobre algún tema, supongamos la biografía de un héroe de su patria, de inmediato un tema llama a otro, que a su vez necesita de otro para poder existir, el cual requiere de aquel otro para que se entienda el contexto del primero. Total, que el susodicho acaba con la computadora saturada de archivos históricos que tiene que revisar y dar coherencia para tramar su escrito.
Ahora imaginemos el trabajo que se requiere para hablar de un personaje y sus aventuras salidas de la imaginación y la memoria de un ser. Es como dar vida, como parir un hijo, hay que darle nombre y apellidos, hay que darle un cuerpo y alma y encima de esto hay que contar una historia. Y éste trabajo, el de escribir, se vuelve muy duro y angustiante.
Tuve un maestro que decía que escribir requiere de un trabajo intelectual que obliga, al que lo realiza, a buscar la soledad. Así puede dar rienda suelta a sus reflexiones y contar la historia.
El trabajo de Pérez-Reverte no es literatura ligera. Y afirmo que no lo es. Sus historias atraen, sus ambientes y descripciones deleitan y dan conocimiento. En mi país, México, buena parte de los mexicanos somos ignorantes de nuestra Historia. Como se sabe, México es un país rico en éste tema, la Historia se siente en el aire; pero como los mexicanos no la conocemos somos un país pobre, tercermundista; condenado a repetir los mismos errores, a tropezar con la misma piedra. De ello dan prueba los libros de Historia de México de cualquier biblioteca: una batalla en 1810, otra en 1857, otra más en 1910 y seguimos siendo un país de ricos-millonarios y pobres-miserables. Pero eso en mi país no le interesa a nadie; somos una sociedad presa de la televisión, tenemos pan y circo y así vivimos bien.
Por todo lo anterior somos
un país que no lee y por ello sólo unos cuantos conocen a
Pérez-Reverte, ¿si no nos interesa la Historia de nuestro
país, como nos va a interesar la de otros?
La Historia, como ya lo
ha mencionado Pérez-Reverte en su sección del Semanal, lo
es todo para un pueblo, es su memoria; sin ésta somos seres ciegos,
sin voluntad y sin inteligencia, nos manejan como quieren, somos unos cretinos.
Quizá por esto a muchos no les gusta la obra de Pérez-Reverte,
se saben ignorantes de su Historia, y cuando el escritor lanza sus cruentos
ataques contra esta "maldad, superstición, envidia e ignorancia",
son los primeros a quienes hiere.
Por eso me encanta la obra de Arturo Pérez-Reverte, me alienta a batirme contra mi ignorancia, a conocer la Historia de mi nación. La vida de Pérez-Reverte, retratada con otros nombres y en otros tiempos, son experiencias que a uno le sirven para aquilatar su efímero paso por este mundo; para no lamentarse cuando uno esté allá, en la tierra "sin puertas ni ventanas"
Y dicen que Arturo Pérez-Reverte
escribe literatura "ligera".