“Pérez-Reverte arrasa después de trece años de ausencia”

 

Lunes , 7 de Junio de 2010

 

FERNANDA MUSLERA

 

 

MADRID. Dos horas y media. Es el tiempo que tuvieron que esperar muchos de los seguidores de Arturo Pérez-Reverte para que su escritor de cabecera les firmara un ejemplar de su última novela, «El asedio» (Alfaguara), después de trece años sin que el miembro de la Real Academia Española acudiera a la Feria del Libro. Pese al calor y la espera, Mercedes y Alberto eran todo sonrisas. «Me ha pedido perdón por la demora», señaló ella. «Tiene fama de gruñón y cascarrabias pero es, por el contrario, muy simpático y cercano», comentó él.

 

Ubicado en la carpa central de la feria, un Pérez-Reverte elegantemente vestido, de buen humor y afectuoso atendía a las decenas de personas que se acercaban con varios de sus libros. El escritor no se limitaba a firmar los ejemplares, sino que entablaba pequeñas conversaciones con sus fans. «¿Qué te pareció la película?» le preguntó a Paco, un forofo de «Alatriste», al tiempo que calificó la actuación de Viggo Mortensen como extraordinaria. Jorge, de Navalcarnero, llevó nueve libros para firmar mientras Lola, otras fiel seguidora, se mostró satisfecha de que el autor acudiera a la feria para ayudar a los libreros, ya que es «un escritor que no necesita venir porque la gente lo sigue de todos modos».

 

El don de la descripción

 

Una larga cola poblada de gente de todas las edades, equipada de abanicos y sombreros, salía de la carpa central y se extendía a la sombra de los árboles del Retiro, hasta llegar la estatua del General Martínez Campos. Aprovechando la espera, muchos leían «El asedio». Entre ellos Francisco, a quien le pareció que la nueva novela retrataba muy bien el Cádiz de hace 200 años. Maricarmen también manifestó su admiración por las vívidas descripciones del autor: «Cuando habla de Sevilla siento que estoy viendo el barrio de Santa Cruz».

 

El escritor dejó de acudir a la Feria del Libro porque el evento «se había convertido en una competición. No ibas a encontrarte con el lector, sino a ver quién firmaba más libros». Sin embargo, cambió de opinión por la desaparición de las listas de ventas y por la crisis económica, que afecta de forma severa al mundo editorial.