“Los personajes femeninos surgen de mi hija”

 

Arturo Pérez-Reverte

 

`El asedio´ es la nueva novela de Arturo Pérez Reverte. En ella ha reunido casi todos los géneros: policiaco, aventuras, amor, historia... para su elaboración ha necesitado dos años y ha estado rodeado de 800 libros.

 

TEXTO: ROSANA LAKUNZA. FOTOS: DAVID DE HARO - Martes, 1 de Junio de 2010

 

Arturo Pérez- Reverte es un escritor que arrasa en ventas. Aunque religiosamente se somete a las campañas de marketing que regulan la vida de un autor durante varias semanas, su libro está vendido desde el momento en el que se anuncia su salida. No se queja de aguantar silencios en las numerosas ruedas de prensa en las que da la cara. Tampoco parece importarle contestar a una batería de preguntas que se repiten entrevista tras entrevista. Son las mujeres, dice, las que más textos suyos compran, y también que cuenta con el apoyo incondicional de ellas en los foros de Internet, sobre todo cuando recibe las críticas del sector que él califica como “un ataque de la extrema radical feminista”. En El asedio muestra una Cádiz que resiste a la invasión napoleónica.

 

En su libro Cádiz aparece como una ciudad brillante, comercial, cosmopolita. Doscientos años después, ¿es una ciudad más pueblerina, más pobre respecto a los aspectos que usted destaca en novela?

Cádiz terminó con su grandeza a finales del XVIII, cuando la decadencia de la burguesía fue enorme y una parte de esa burguesía emigró a otros lugares, al Puerto de Santa María, a Jerez... Cádiz se quedó en una ciudad proletaria, humilde, de poca sustancia económica y lo sigue siendo. En otros aspectos es una ciudad encantadora, alegre, abierta, donde existe la solidaridad de la gente humilde, pero la Cádiz comercial, la puerta de América, la gran ciudad comercial, murió a finales del XVIII y principios del XIX.

 

¿Qué es Cádiz dos siglos después?

Cádiz es la historia de un fracaso con nosotros mismos, es la historia de lo que pudo ser y no fue, es un fracaso constitucional. Esa guerra contra Napoleón que militarmente se ganó,

 

Churchill dijo que era necesario que conociéramos la historia para no repetir errores. Se han perdido muchas oportunidades…

Es verdad, pero no son los mismos errores. Como digo con frecuencia, España es un país históricamente enfermo. Es un país al que muchos siglos de guerras civiles con moros, con cristianos, guerras de todo tipo, le han ido restando oportunidades.

Luego está la realidad de una iglesia omnipresente en lo que es la vida social, una iglesia que estaba lo mismo junto a la oreja de la señora casada que junto a la oreja del rey de turno. Ese conjunto de fuerzas externas al sentido común en la historia es el que ha hecho que el país quede descolgado de la modernidad.

 

¿Es un Estado sin remedio?

Cada vez que ha intentado levantar la cabeza ha pasado el tiempo y se ha estropeado. Nos hemos cargado dos repúblicas, monarquías, transiciones, y todo eso sin despeinarnos. Cualquier experimento de modernidad en España termina en sainete grotesco y en disputa de taberna a puñetazos y navajazos, y esome produce una gran melancolía.

 

Admira a Francia, pero también ha pasado lo suyo.

Francia es mi gran envidia, aunque no digo que sea un país perfecto. Una historia como la de los tres últimos siglos en Francia es lo que me hubiera gustado para España. La Revolución Francesa hizo posible algo que a veces parece imposible, esa tolerancia dialéctica.

 

¿Dónde está el epicentro de estos errores continuos?

Uno, en Trento: los españoles nos equivocamos de Dios. Se apostó en el concilio de Trento por un Dios oscuro y reaccionario frente a otro moderno, progresista, comercial y abierto. El segundo error, que los reyes siguieron estando ahí y las fuerzas oscuras siguen estando ahí.

 

Aparquemos la historia y centrémonos en usted, el escritor que más vende en el Estado español…

Que más vende globalmente, porque hay otros escritores que venden más que yo con un libro.

 

Aún y todo, tiene que tener el ego y la autoestima por las nubes.

¿Tú crees? Quien me lee y quien me entrevista sabe que no es así. Soy un tipo normal en ese sentido. ¿Ves que tengo el ego muy elevado?

 

También dicen que es un escritor que leen más los hombres que las mujeres.

No es verdad, aunque eso creía yo también. Mi editorial es muy potente y tiene muchos medios para hacer ese tipo de estudios. Un libro no es un hecho inocente. Un libro es un lanzamiento complejísimo, se invierte mucho dinero, se utiliza mucho marketing, mucha prospección, etc, etc… y te aseguro que no es cierto, no son los hombres los que más me leen.

 

Si usted y los estudios lo dicen será verdad. Pero sí es cierto que el sector masculino habla mejor de usted que el femenino.

No es que quiera llevarte la contraria todo el rato, pero tampoco. Asómate a Internet y verás.

 

De Internet hablaba...

Bueno, yo suelo atacar bastante a los talibanismos feministas y hay una reacción de la extrema radical feminista tachándome de machista, pero para mi sorpresa hay defensoras, muchas defensoras. En mi novela la mujer es un personaje muy importante. Además, siempre es el mismo tipo de mujer el que está en mis libros. Que una mema que no sabe leer opine de una forma extrema sobre determinados asuntos que yo tengo mucho cuidado en plantear, a la luz de las modas impuestas por el sector radical, que tampoco por todas la feministas, provoca otras reacciones de apoyo. Fuera de ese sector, ahí está Internet.

 

Hablemos del tipo de mujer de sus libros y de su vida.

Cualquier mujer que diga que mis planteamientos son machistas es que no ha leído La Reina del Sur, que no me ha leído en general. Hay dos tipos de mujer en la literatura, en el cine y en la vida. Cuando los indios atacan el fuerte, está la que se agarra al brazo del vaquero y la que dispara por la ventana. A mí me interesan las que disparan por la ventana.

 

¿En su vida personal también?

Sí, las que han tenido algo que ver en mi vida todas disparan por la ventana. La otra, la que se agarra al brazo del vaquero, no me interesa nada. Creo que el héroe moderno, el Ulises moderno, es la mujer. Ulises en territorio hostil intentado llegar a Itaca es la mujer. La mujer es la que en un mundo de hombres, sin poder renunciar al lastre del instinto de nido, tiene que pelear con reglas hechas por nosotros.

 

Queda bien eso de que la mujer sea el héroe moderno.

Es que es el único héroe que puede haber, porque el hombre está ya muy sobado. La mujer no se ha liberado del lastre del pasado, de la religión, de muchas cosas, pero está ahí, peleando en desigualdad, mientras el hombre, cuando es derrotado, siempre encuentra consuelo. Por eso la mujer es tan cruel cuando es cruel, por eso es tan dura y golpea duro. Por eso es tan despiadada en un divorcio: la mujer sabe que no tiene retaguardia. Además, una mujer tiene fecha de caducidad, como los yogures.

 

¿Perdón?

¿Frase sexista? Un consejo, ponla en el titular. Ya verá como dicen: Ese hijo de puta ya está otra vez. Eso es lo que ocurre. La mujer sabe esas cosas, no hay que hacer una lectura fácil, y esa certeza dolorosa y terrible le hace ser un héroe siempre con las armas en la mano. Eso pasa con la lúcida, porque la tonta es tonta hasta el final. Bueno, hasta las tontas son héroes sin saber que lo son.

 

Explíquelo, mujeres lúcidas, héroes modernos; mujeres tontas, ¿héroes modernos también?

Sí, hasta la más tonta tiene una lucidez genética. Mi mundo con las mujeres empezó a cambiar cuando mi hija tenía siete años. Le dije algo y ella me contestó: Pero papá… Había un desprecio en su voz..., una superioridad moral increíble. Pensé: No puede ser, nadie le ha engañado, nadie le ha mentido, no se ha enamorado y ya sabe que los hombres somos tontos y torpes. Me di cuenta de que eso estaba en los genes. Los personajes femeninos de mis novelas han surgido de mi hija. Me hizo asomarme a una parte de la mujer que yo desconocía. ¿Machista? Que me lean y que luego opinen. Pero a pesar de lo que creas son las mujeres las que me leen más.

 

¿Y qué les pasa a ustedes, los hombres?

Que están el fútbol y otras cosas. Las mujeres también van al fútbol. Es distinto. Tengo una explicación, pero es personal. La mujer tiene una necesidad de vivir vidas, de proyectarse.

 

¿Y el hombre?

El hombre hizo las reglas y se ha dotado socialmente de proyecciones cómodas, de analgésicos útiles. El hombre tiene un montón de consuelos, ha montado todo un hospital de primeros auxilios para él mismo, mientras que la mujer necesita proyectarse, necesita vivir vidas que no puede vivir. Cuando la gente se mete con las telenovelas, por ejemplo, o con Sálvame, por poner otro, ahí está doña María: dejó los estudios porque se casó con dieciocho años, ha pasado la vida haciendo la comida y la cena para Mariano, ha criado varios hijos, tiene ya sesenta años y el marido, viejo y chocho, está en el bar o en la sociedad gastronómica. Pues bendita sea esa telenovela que hace que doña María viva vidas, vea a las actrices y sea feliz.

 

¿Necesitamos llenar carencias a través de un libro, una historia?

Creo que ese impulso de la mujer por leer, y es una opinión personal, es porque sabe que eso mejorará su condición.

 

¿Dónde ha quedado el periodismo para usted?

El periodismo está acabado, está muerto.

 

¿No queda ningún rescoldo?

No, rescoldos no, quedan instintos. Cuando la grabadora de quien me entrevista hace clic, la luz, saber qué titular vas a meter... Es que fui puta antes que monja. Tengo los resortes, pero ¿periodismo? No, además, no tengo ni la necesidad...

 

¿Dónde queda la vocación?

Yo nunca fui un periodista vocacional. Para mí el periodismo fue un recurso, un medio, una excusa. Yo era un buen periodista y con prestigio personal.

 

¿Para qué era una excusa?

Yo era un lector que quería confirmar lo que había leído en los libros. El periodismo me daba esa oportunidad, pero me daba lo mismo ser marino u otra cosa. En el mundo en el queme tocó vivir ser marino ya no era nada. La única manera de viajar a esos lugares, de ser Tintín, era hacerme periodista. Fui periodista como solución, después me gustó, pero fui un periodista accidental, como soy un novelista accidental. Soy un escritor que accidentalmente escribe novelas.

 

Así que lo de la vocación...

Soy un marino vocacional, pero por el tiempo que me tocó vivir primero fui un periodista accidental y ahora un escritor accidental. Soy un marino lector. Si un día me retiro de esto, de escribir, me dedicaré a leer y navegar.